Pequeña Criatura
sábado, 10 de marzo de 2012
jueves, 26 de enero de 2012
lunes, 9 de enero de 2012
martes, 24 de mayo de 2011
Corazones intactos
Él dibuja corazones en mi ausencia. Los hace en las cajas que conservan recuerdos, objetos o simplemente algo de mi mundo. Los dibuja a escondidas para que no me de cuenta pero lo que no le dije es que a mí no me importan mis cajas sino sus corazones.
Con algo tan simple me roba una sonrisa y me hace saber que su mundo está lleno de magia. Que su mirada contiene la ternura más inocente y mágica que deseo ver.
A los corazones los hace lindos, casi de la misma longitud. Bien juntitos, pareciera que no contempla separaciones ni diferencias.
Con algo tan simple me roba una sonrisa y me hace saber que su mundo está lleno de magia. Que su mirada contiene la ternura más inocente y mágica que deseo ver.
A los corazones los hace lindos, casi de la misma longitud. Bien juntitos, pareciera que no contempla separaciones ni diferencias.
Dibujó cuatro, será que ya descubrió que a mí no me gustan los impares. Y los hace de un color que no es el rojo, quizás para él, el amor aún tiene otro color.
Son trazos que añoran futuro y que me hacen saber que todavía se puede creer en el asombro y porque no, también en el amor.
Son trazos que añoran futuro y que me hacen saber que todavía se puede creer en el asombro y porque no, también en el amor.
domingo, 26 de diciembre de 2010
Esperamos argumentos. Razones. Explicaciones. Cambios.
Esperamos que florezcan las margaritas en primavera y que caigan las hojas en otoño.
Esperamos lo pasajero. Lo cotidiano. Lo efímero.
Esperamos cartas. Figuritas difíciles. Compañías. Palabras. Silencios. Perdones.
Esperamos gracias. Buenos días. Besos. Mimos y abrazos.
Esperamos respuestas. Verdades. Mentiras.
Esperamos el futuro. El olvido. El regreso.
Esperamos desamores. Amores y quereres.
Esperamos lo bueno y hasta lo malo.
Esperamos enamorarnos. Que muera la incertidumbre y que salga el sol.
Esperamos el bondi. El tren. El subte.
Esperamos un mail. Un mensaje de texto. Una llamada.
Esperamos que cambie el semáforo. Que llueva.
Esperamos los viernes. Los minutos. Las horas.
Esperamos un milagro. Lo inesperado. Lo que nos sorprenda.
Esperamos a él. A ella. A alguien. A nadie.
Esperamos creer. Acertar. Ganar.
Esperamos sanar. Crecer. Madurar. Entender.
Esperamos que llegue. Que se vaya. Que vuelva y que no termine.
Esperamos algo que nos saque de la espera.
Y hasta a veces ser felices.
Esperamos que florezcan las margaritas en primavera y que caigan las hojas en otoño.
Esperamos lo pasajero. Lo cotidiano. Lo efímero.
Esperamos cartas. Figuritas difíciles. Compañías. Palabras. Silencios. Perdones.
Esperamos gracias. Buenos días. Besos. Mimos y abrazos.
Esperamos respuestas. Verdades. Mentiras.
Esperamos el futuro. El olvido. El regreso.
Esperamos desamores. Amores y quereres.
Esperamos lo bueno y hasta lo malo.
Esperamos enamorarnos. Que muera la incertidumbre y que salga el sol.
Esperamos el bondi. El tren. El subte.
Esperamos un mail. Un mensaje de texto. Una llamada.
Esperamos que cambie el semáforo. Que llueva.
Esperamos los viernes. Los minutos. Las horas.
Esperamos un milagro. Lo inesperado. Lo que nos sorprenda.
Esperamos a él. A ella. A alguien. A nadie.
Esperamos creer. Acertar. Ganar.
Esperamos sanar. Crecer. Madurar. Entender.
Esperamos que llegue. Que se vaya. Que vuelva y que no termine.
Esperamos algo que nos saque de la espera.
Y hasta a veces ser felices.
jueves, 2 de diciembre de 2010
Vaya uno a saber por qué uno escribe o deja de escribir. Hace meses que a esta criatura no le salen las palabras, no sé si será algo que perdió o algo que ganó... es extraño. Pareciera como si la vida se negara a darle musas o como si esas musas se negasen a quedar en un papel. Eso le pasa. Sus musas están pero no quieren quedarse quietas, ni estáticas prefieren el vuelvo pasajero, efímero.
El otro día leía a Marguerite Duras y ella decía que un escritor es algo extraño. Es una contradicción y también un sinsentido. Escribir también es no hablar. Es callarse. Es aullar sin ruido. Si bien lejos está de mí considerarme “escritora”, creo que últimamente me identifico con esa sensación de no hablar, de callarme, de aullar sin ruido… En fin... pese a no escribir, esta criatura no quiere cerrar su espacio, al menos no por ahora… quizás sea verdad y “la escritura llega como el viento, está desnuda, es la tinta, es lo escrito, y pasa como nada pasa en la vida, nada, excepto eso, la vida”. Ojalá así sea…
El otro día leía a Marguerite Duras y ella decía que un escritor es algo extraño. Es una contradicción y también un sinsentido. Escribir también es no hablar. Es callarse. Es aullar sin ruido. Si bien lejos está de mí considerarme “escritora”, creo que últimamente me identifico con esa sensación de no hablar, de callarme, de aullar sin ruido… En fin... pese a no escribir, esta criatura no quiere cerrar su espacio, al menos no por ahora… quizás sea verdad y “la escritura llega como el viento, está desnuda, es la tinta, es lo escrito, y pasa como nada pasa en la vida, nada, excepto eso, la vida”. Ojalá así sea…
viernes, 26 de noviembre de 2010
viernes, 29 de octubre de 2010
"Según me dijeron en la costa colombiana, un hombre viejo, pobre, pescador negro pudo subir al alto cielo y desde el alto cielo vio la tierra.
A la vuelta contó y dijo que los humanitos somos un mar de fuegos, hay fuegos grandes, fuegos chicos y fuegos de todos los colores.
Ningún fuego es igual a otro fuego. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman, pero otros fuegos arden la vida con tantas ganas que no se pueden mirar sin parpadear y quien se acerca se enciende.
Néstor Kirchner fue uno de esos fuegos y será difícil apagarlo"
(Eduardo Galeano)
A la vuelta contó y dijo que los humanitos somos un mar de fuegos, hay fuegos grandes, fuegos chicos y fuegos de todos los colores.
Ningún fuego es igual a otro fuego. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman, pero otros fuegos arden la vida con tantas ganas que no se pueden mirar sin parpadear y quien se acerca se enciende.
Néstor Kirchner fue uno de esos fuegos y será difícil apagarlo"
(Eduardo Galeano)
martes, 29 de junio de 2010
El otro día Tato Pavlovsky decía que uno tiene que quedarse con lo cotidiano de la vida, con las pequeñas cosas y creo que no estaba equivocado…
La vida es misteriosa e impredecible pero al mismo tiempo atractiva para aquellos que se atreven a vivirla, a vivirla de verdad. A mí me cuesta separarla de los otros, de ustedes, de los que me rodean. Me cuesta separarla de las elecciones y del destino. De lo que amo y de lo que me ilusiona.
Me cuesta abstraerla de los sueños. De lo que no está. De lo que me duele, de esas ausencias que pesan o de las compañías que se fueron.
Quién sabe por qué la vida aloja por igual a las lágrimas y a las sonrisas. A las tristezas y a esas efímeras felicidades. Quién sabe… últimamente me cuesta separar a la vida de lo que deseo. De aquello que espero o al menos creo esperar. Y ahí estoy como una pequeña criatura luchando, buscando, soñando y preguntándome sobre cuándo (s), cómo (s) y por qué (s)…
Nadie me dijo que sea fácil y estoy segura que tampoco me gustaría que lo sea… en fin de alguna manera creo que algunas veces también me siento como una niña asustada, perdida en la oscuridad que simplemente busca un poco de luz…
La vida es misteriosa e impredecible pero al mismo tiempo atractiva para aquellos que se atreven a vivirla, a vivirla de verdad. A mí me cuesta separarla de los otros, de ustedes, de los que me rodean. Me cuesta separarla de las elecciones y del destino. De lo que amo y de lo que me ilusiona.
Me cuesta abstraerla de los sueños. De lo que no está. De lo que me duele, de esas ausencias que pesan o de las compañías que se fueron.
Quién sabe por qué la vida aloja por igual a las lágrimas y a las sonrisas. A las tristezas y a esas efímeras felicidades. Quién sabe… últimamente me cuesta separar a la vida de lo que deseo. De aquello que espero o al menos creo esperar. Y ahí estoy como una pequeña criatura luchando, buscando, soñando y preguntándome sobre cuándo (s), cómo (s) y por qué (s)…
Nadie me dijo que sea fácil y estoy segura que tampoco me gustaría que lo sea… en fin de alguna manera creo que algunas veces también me siento como una niña asustada, perdida en la oscuridad que simplemente busca un poco de luz…
lunes, 28 de junio de 2010
Como no hay inspiración cito...
"No tengo nada, ni una sola cosa en el mundo. Ninguno de nosotros tiene nada. Somos un montón de niños asustados, perdidos en la oscuridad, y que nos alegramos cuando llega la luz." Charles Chaplin.
viernes, 18 de junio de 2010
Lo bello es algo ardiente y triste, una cosa un poco vaga que abre paso a la conjetura. Lo bello es siempre raro. Yo no quiero decir que es voluntariamente, fríamente raro, pues en ese caso sería un monstruo salido de los rieles de la vida. Quiero decir que contiene siempre un poco de rareza, de rareza ingenua, no querida, inconsciente, y que es esta rareza lo que lo hace particularmente bello.
Charles Baudelaire
Charles Baudelaire
Etiquetas:
Pequeñas definiciones para pensar
martes, 15 de junio de 2010
Maravilloso mundo
Ahí estaba él... con sus ojos rosados y su reloj de bolsillo:
-"¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Qué tarde voy a llegar!"... Y así estamos nosotros, siguiendo al conejo blanco. Llenos de curiosidad. De sueños. Ilusiones. Esperanzas. Siguiendo a algo o a alguien ciegamente. Abiertos a la aventura y al descubrimiento. A los riesgos y a las consecuencias de ese país. De ese maravilloso país.
Yo era... yo soy... soy otra... A veces somos como “Alicia”, caemos en un pozo interminable, en una isla sin salida o nos sumergimos en un océano de lágrimas.
Descubrimos personajes con los que hablamos pero no nos comunicamos sino que monologamos indefinidamente todo el tiempo.
En un cuarto sin salida comemos y bebemos, nos estiramos y nos encogemos. Naufragamos en nuestras lágrimas tomando diferentes brebajes y desgustando extraños pastelillos.
A veces somos como el sombrerero loco y ni nosotros somos capaces de entender lo que hacemos. Es ese desequilibrio extraño que a menudo nos hace compañía. ¿Acaso está tan mal festejar el no cumpleaños?.
Casi sin darnos cuenta hasta nos podemos convertir en el Gato de Cheshire y ser capaces de aparecer y desaparecer a voluntad. O tal vez, elegimos rodearnos de gente como él, gente que nos entretiene mediante conversaciones paradójicas. Personas que a menudo nos animan a seguir y que se materializan muy de vez en cuando justamente porque tienen la capacidad de aparecer y desaparecer todo el tiempo.
Y en este mundo también están las reinas de corazones. Esas personas de muy mal genio, llenas de furia ciega, de envidia y falsedades. A esas mejor perderlas que encontrarlas. Son aquellas que nos quieren sentenciar a la decapitación pero que por suerte son pocas y rara vez pueden decapitarnos.
Así estamos en este maravilloso mundo en el que es lindo abrir esa pequeña puerta para continuar explorando lugares nuevos, rincones desconocidos o quizás para llegar a un atractivo jardín... y ojo, nadie dice que atravesarlo sea fácil, puede que la llave que abra esa puerta esté sobre una mesa que no podemos alcanzar pero qué sería de nosotros sin esos desafíos...
La vida esa así... tal vez en nuestro país también la pimienta, el vinagre y la manzanilla tengan un efecto negativo en el carácter de la gente y sea preferible consumir azúcares y golosinas para tener buen carácter...
Yo era... yo soy... soy otra... A veces somos como la pequeña Alicia y lloramos hasta inundar la habitación. Nos quedamos dentro de un charco de lágrimas llorando a diez centímetros de profundidad hasta que alguien o algo nos saca a flote... a veces es sólo cuestión de nadar un poco o de aferrarse a algo hasta que baje el agua. Todo pasa y después mojados, débiles y tristes corremos para secarnos. Dispuestos a recuperar la alegría emprendemos la marcha. Dejamos atrás ese mar de lágrimas y pisamos tierra firme.
-"¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Qué tarde voy a llegar!"... Y así estamos nosotros, siguiendo al conejo blanco. Llenos de curiosidad. De sueños. Ilusiones. Esperanzas. Siguiendo a algo o a alguien ciegamente. Abiertos a la aventura y al descubrimiento. A los riesgos y a las consecuencias de ese país. De ese maravilloso país.
Yo era... yo soy... soy otra... A veces somos como “Alicia”, caemos en un pozo interminable, en una isla sin salida o nos sumergimos en un océano de lágrimas.
Descubrimos personajes con los que hablamos pero no nos comunicamos sino que monologamos indefinidamente todo el tiempo.
En un cuarto sin salida comemos y bebemos, nos estiramos y nos encogemos. Naufragamos en nuestras lágrimas tomando diferentes brebajes y desgustando extraños pastelillos.
A veces somos como el sombrerero loco y ni nosotros somos capaces de entender lo que hacemos. Es ese desequilibrio extraño que a menudo nos hace compañía. ¿Acaso está tan mal festejar el no cumpleaños?.
Casi sin darnos cuenta hasta nos podemos convertir en el Gato de Cheshire y ser capaces de aparecer y desaparecer a voluntad. O tal vez, elegimos rodearnos de gente como él, gente que nos entretiene mediante conversaciones paradójicas. Personas que a menudo nos animan a seguir y que se materializan muy de vez en cuando justamente porque tienen la capacidad de aparecer y desaparecer todo el tiempo.
Y en este mundo también están las reinas de corazones. Esas personas de muy mal genio, llenas de furia ciega, de envidia y falsedades. A esas mejor perderlas que encontrarlas. Son aquellas que nos quieren sentenciar a la decapitación pero que por suerte son pocas y rara vez pueden decapitarnos.
Así estamos en este maravilloso mundo en el que es lindo abrir esa pequeña puerta para continuar explorando lugares nuevos, rincones desconocidos o quizás para llegar a un atractivo jardín... y ojo, nadie dice que atravesarlo sea fácil, puede que la llave que abra esa puerta esté sobre una mesa que no podemos alcanzar pero qué sería de nosotros sin esos desafíos...
La vida esa así... tal vez en nuestro país también la pimienta, el vinagre y la manzanilla tengan un efecto negativo en el carácter de la gente y sea preferible consumir azúcares y golosinas para tener buen carácter...
Yo era... yo soy... soy otra... A veces somos como la pequeña Alicia y lloramos hasta inundar la habitación. Nos quedamos dentro de un charco de lágrimas llorando a diez centímetros de profundidad hasta que alguien o algo nos saca a flote... a veces es sólo cuestión de nadar un poco o de aferrarse a algo hasta que baje el agua. Todo pasa y después mojados, débiles y tristes corremos para secarnos. Dispuestos a recuperar la alegría emprendemos la marcha. Dejamos atrás ese mar de lágrimas y pisamos tierra firme.
En fin... Otra taza de té, por favor.
sábado, 22 de mayo de 2010
A ver esa sonrisa...
Finalmente, después de mucho tiempo, decidió guardar la nariz de payaso en el cajón. Sintió que ya no la necesitaba para sonreír. La puso en uno de los cajones del armario donde guarda todas las cosas que quiere conservar. Uno nunca sabe, pensó y la escondió debajo de unas medias viejas y una caja llena de cartas.Casi sin darse cuenta, recuperó su sonrisa. Entendió que uno puede pasar por la vida sin hacer muchas cosas pero no sin sonreír.De repente, sintió que no las dibujaba, que eran sonrisas verdaderas que salían del alma. Que brillaban en un parpadeo. Que dejaban luz al alrededor. Esas que brotan en pleno invierno pese a las bajas temperaturas, esas que en primavera salen a ventilarse por todas las plazas. Esas sonrisas de cucharitas cuando hace frío y cae la lluvia por la ventana. Esas sonrisas de domingo o de lunes por la mañana. Esas sonrisas de espera o de miradas dulces que esconde el amanecer....
Quién sabe por qué, pero ella hace unos cuantos días guardó la nariz de payaso. La escondió esperando no tener que volver a usarla pero por si acaso la guardó en el cajón de las cosas que quiere conservar. Uno nunca sabe, vió...
Quién sabe por qué, pero ella hace unos cuantos días guardó la nariz de payaso. La escondió esperando no tener que volver a usarla pero por si acaso la guardó en el cajón de las cosas que quiere conservar. Uno nunca sabe, vió...
sábado, 15 de mayo de 2010
martes, 6 de abril de 2010
Quiero...
Quiero opciones varias,
sentimientos claros,
esperanzas y sueños.
Quiero posibilidades,
certezas y sí en plural.
Quiero exactitud,
concreción y deseos.
Quiero peripecias emergentes,
hechos que florezcan favorablemente de la noche a la mañana.
Quiero providencia,
amaneceres,
una vuelta de página
y un duradero y renovado te quiero….
sentimientos claros,
esperanzas y sueños.
Quiero posibilidades,
certezas y sí en plural.
Quiero exactitud,
concreción y deseos.
Quiero peripecias emergentes,
hechos que florezcan favorablemente de la noche a la mañana.
Quiero providencia,
amaneceres,
una vuelta de página
y un duradero y renovado te quiero….
jueves, 11 de marzo de 2010
jueves, 17 de diciembre de 2009
Melodías del alma
De chiquita me gustaba verte.
Me podía pasar horas mirándote girar siempre sobre el mismo punto.
A veces me daba la sensación de que podías escuchar a la tristeza o que intentabas ponerle música a mi alma.
Hoy es de esos días que cambiaría tu música.
¿Será que también sos capaz de ponerle música a la felicidad?
Hoy te quisiera sacar de esa cajita para que de una vez por todas abandones la oscuridad.
Para que no suenes si no tenés ganas.
Para que no sea alguien el que te haga bailar sino vos la que elijas los cuando.
Me cansó tu tristeza dibujada en melodía,
esa loca forma de amar solo cuando te abren,
cuando quieren verte y contemplarte.
Me dan ganas de que te escapes y de que no estés más sola.
Me podía pasar horas mirándote girar siempre sobre el mismo punto.
A veces me daba la sensación de que podías escuchar a la tristeza o que intentabas ponerle música a mi alma.
Hoy es de esos días que cambiaría tu música.
¿Será que también sos capaz de ponerle música a la felicidad?
Hoy te quisiera sacar de esa cajita para que de una vez por todas abandones la oscuridad.
Para que no suenes si no tenés ganas.
Para que no sea alguien el que te haga bailar sino vos la que elijas los cuando.
Me cansó tu tristeza dibujada en melodía,
esa loca forma de amar solo cuando te abren,
cuando quieren verte y contemplarte.
Me dan ganas de que te escapes y de que no estés más sola.
¿Por qué nadie te lleva de una vez y cambia esa tristeza por otro ritmo?.
Hoy me dieron ganas de sacarte y liberar a todos los sentimientos lindos,
a esos que brotan por las mañanas y te erizan la piel por las noches.
Quiero que lleves a pasear a tu sonrisa,
esa que apareció sin motivos o con causas azarosas que dan miedo.
Hoy me dieron ganas de sacarte y liberar a todos los sentimientos lindos,
a esos que brotan por las mañanas y te erizan la piel por las noches.
Quiero que lleves a pasear a tu sonrisa,
esa que apareció sin motivos o con causas azarosas que dan miedo.
Quizás a veces no se trate de encontrar respuestas sino de simplemente preguntarse.
Que lindo sería acariciar la felicidad de manera constante.
Poder tocarla y entenderla.
¿Será que ella nunca se va y es la tristeza la que a menudo nos tienta y nos refugia en los lugares mas inesperados de nuestro ser?
Quién sabe…. mientras tanto yo espero que mis musas vuelvan,
que me indiquen un vuelo por el que rumbear. Parece que hace tiempo se me escaparon.
Aparecen de vez en cuando pero se esfuman cuando intento plasmarlas.
¿Será que la felicidad también le escapa a las palabras y elige otras formas para expresarse?
Por lo pronto una melodía le puso acordes a mi alma y me lleva de la mano hacia quién sabe dónde…
Es una melodía dulce, mágica y con compaces felices, con notas tiernas que invitan a soñar, a pensar que tal vez los por qué encuentran razones y el tiempo se convierte en buen consejero.
A veces somos como esas cajitas que suenan sólo cuando las abren
y quizás el secreto es entender que nosotros elegimos cuando salir y qué melodía queremos que le ponga sonido a nuestra alma…
Que lindo sería acariciar la felicidad de manera constante.
Poder tocarla y entenderla.
¿Será que ella nunca se va y es la tristeza la que a menudo nos tienta y nos refugia en los lugares mas inesperados de nuestro ser?
Quién sabe…. mientras tanto yo espero que mis musas vuelvan,
que me indiquen un vuelo por el que rumbear. Parece que hace tiempo se me escaparon.
Aparecen de vez en cuando pero se esfuman cuando intento plasmarlas.
¿Será que la felicidad también le escapa a las palabras y elige otras formas para expresarse?
Por lo pronto una melodía le puso acordes a mi alma y me lleva de la mano hacia quién sabe dónde…
Es una melodía dulce, mágica y con compaces felices, con notas tiernas que invitan a soñar, a pensar que tal vez los por qué encuentran razones y el tiempo se convierte en buen consejero.
A veces somos como esas cajitas que suenan sólo cuando las abren
y quizás el secreto es entender que nosotros elegimos cuando salir y qué melodía queremos que le ponga sonido a nuestra alma…
martes, 27 de octubre de 2009
Ella va con su aire, hace días que la mece sin rumbo y la lleva a la deriva.
Parece que la incertidumbre es su única brújula.
Los no sé la invadieron por dentro y no hay manera de sacarlos.
Tampoco sonríe y cada dos por tres se le escapan las lágrimas.
Ella dice que le hacen compañía, de esas que empañan a la soledad.
La cosa es que la tristeza crónica se le instaló en el alma.
A veces no sabe si llamarla tristeza.
Para ella la tristeza es otra cosa,
esta es un algo sin motivos que esconde implícitos,
un algo que quisiera arrancar de raíz y destriparlo por completo.
Últimamente siente que la vida le empata pese a que le de revancha una y otra vez,
que no la deja ganar pero tampoco caer al vacío,
que no quiere que sienta vértigo y la agarra fuerte cada vez que la ve caer.
Encima su susceptibilidad la volvió irritable…
Así está, y lo peor es que le dicen que la vida le sonríe y no la ve,
¿dónde se habrán escondido esas risas? ¿será que realmente existen?
Quién sabe…mientras tanto ella espera.
Espera que florezcan las margaritas en primavera y que caigan las hojas en otoño.
Espera argumentos. Explicaciones. Cambios. Cosas pasajeras, efímeras y cotidianas.
Espera compañías. Palabras. Silencios.
Espera desamores. Amores. Quereres.
Espera perdones y algún que otro gracias.
Espera besos y abrazos.
Espera que pase el miedo. Que muera la incertidumbre.
Espera el hoy. El olvido. El regreso.
Espera que llegue. Que se vaya. Que vuelva. Que no termine...
Pero creo que lo que realmente espera es que su alma vuelva a sonreír y que de una vez por todas le robe a la vida esa sonrisa que le da y que aunque quiera hoy no puede ver.
Parece que la incertidumbre es su única brújula.
Los no sé la invadieron por dentro y no hay manera de sacarlos.
Tampoco sonríe y cada dos por tres se le escapan las lágrimas.
Ella dice que le hacen compañía, de esas que empañan a la soledad.
La cosa es que la tristeza crónica se le instaló en el alma.
A veces no sabe si llamarla tristeza.
Para ella la tristeza es otra cosa,
esta es un algo sin motivos que esconde implícitos,
un algo que quisiera arrancar de raíz y destriparlo por completo.
Últimamente siente que la vida le empata pese a que le de revancha una y otra vez,
que no la deja ganar pero tampoco caer al vacío,
que no quiere que sienta vértigo y la agarra fuerte cada vez que la ve caer.
Encima su susceptibilidad la volvió irritable…
Así está, y lo peor es que le dicen que la vida le sonríe y no la ve,
¿dónde se habrán escondido esas risas? ¿será que realmente existen?
Quién sabe…mientras tanto ella espera.
Espera que florezcan las margaritas en primavera y que caigan las hojas en otoño.
Espera argumentos. Explicaciones. Cambios. Cosas pasajeras, efímeras y cotidianas.
Espera compañías. Palabras. Silencios.
Espera desamores. Amores. Quereres.
Espera perdones y algún que otro gracias.
Espera besos y abrazos.
Espera que pase el miedo. Que muera la incertidumbre.
Espera el hoy. El olvido. El regreso.
Espera que llegue. Que se vaya. Que vuelva. Que no termine...
Pero creo que lo que realmente espera es que su alma vuelva a sonreír y que de una vez por todas le robe a la vida esa sonrisa que le da y que aunque quiera hoy no puede ver.
viernes, 9 de octubre de 2009
Estreno "El Señor Galíndez"
Elenco: Nelly Slepoy, Paula Severi, Lucía Galina, Paula Marrón, Carlos Andújar, Claudio Cané y Christian Mercuri.
Fotografía: Diego Costa Garrido.
Iluminación: Cristina Lahet
Operación Técnica: Gastón Valencia
Asistencia de dirección: Paula Marrón
Dirección: Elvira Onetto
Fotografía: Diego Costa Garrido.
Iluminación: Cristina Lahet
Operación Técnica: Gastón Valencia
Asistencia de dirección: Paula Marrón
Dirección: Elvira Onetto
viernes, 2 de octubre de 2009
jueves, 17 de septiembre de 2009
Ayuno de vos
Ella está en ayuno.
En ayuno de amores.
De la noche a la mañana se le cerró el alma.
Desde hace días evita las dulzuras.
No quiere que la quieran,
que la besen,
que la mimen,
que la deseen,
que la extrañen y ni que hablar que la enamoren.
No se deja animar ni complicar.
No quiere promesas ni sueños.
Le huye a los convencimientos y a los ánimos.
Cierra los ojos a los gustares y a los deseos.
Parece que se cansó de entender los caprichos del amor,
sus celosías,
sus artilugios,
sus desniveles,
sus idas,
sus venidas,
sus estados,
sus manías,
sus sinsabores,
sus todos o sus nadas.
Eso... sus todos y sus nadas son los que le cerraron el alma.
Parece que por lo pronto no encontró la tentación perfecta,
y a lo que más le teme es a los empachos o a los atracones de quereres,
a esas felicidades efímeras que le sacaron las ganas y la dejaron con este desencantamiento crónico que también le robó su inspiración.
En ayuno de amores.
De la noche a la mañana se le cerró el alma.
Desde hace días evita las dulzuras.
No quiere que la quieran,
que la besen,
que la mimen,
que la deseen,
que la extrañen y ni que hablar que la enamoren.
No se deja animar ni complicar.
No quiere promesas ni sueños.
Le huye a los convencimientos y a los ánimos.
Cierra los ojos a los gustares y a los deseos.
Parece que se cansó de entender los caprichos del amor,
sus celosías,
sus artilugios,
sus desniveles,
sus idas,
sus venidas,
sus estados,
sus manías,
sus sinsabores,
sus todos o sus nadas.
Eso... sus todos y sus nadas son los que le cerraron el alma.
Parece que por lo pronto no encontró la tentación perfecta,
y a lo que más le teme es a los empachos o a los atracones de quereres,
a esas felicidades efímeras que le sacaron las ganas y la dejaron con este desencantamiento crónico que también le robó su inspiración.
martes, 15 de septiembre de 2009
Paseo con calma, con ojos, con zapatos, con furia, con olvido...
"Walking around" de Pablo Neruda (Por Ismael Serrano)
miércoles, 2 de septiembre de 2009
De eso se trata...
“No hay demasiado tiempo para perder en lo que no sentimos íntimamente”. (Open House de Daniel Veronese)
viernes, 28 de agosto de 2009
Pasará, pasará pero...
¿No será qué está ojeada?, le preguntó su vecina. A mí me parece que sí... Sí, sí, debe de ser eso, le decía convencida mientras ella sólo la miraba y trataba de pensar qué contestarle.
Buscaba cómo definir esa extraña sensación que hace días la persigue.
¿O será que está empachada?, volvió a insistir. Dele, venga que agarramos la cinta y nos fijamos. Va a ver que con eso se le cura todo.
Su vecina no sabía que lo que ella tenía era otra cosa.
Era extrañamiento continuo.
Estaba empachada de extraños y no sabía cómo llenarlos.
No sabía qué hacer con su incertidumbre y con ese nudo de dudas que no puede digerir.
Hace semanas, intenta explicar la imprevisibilidad de la vida y nada. No hay caso.
Lo peor es que no está triste. Eso le pasa. No está triste pero tampoco feliz.
Y para colmo ese estado ya se le hizo costumbre.
Tampoco quiere aprender más nada.
Se cansó de la experimentación.
Quiere que alguien llegue y se le plante bien firme.
Que le imponga su querer.
Decidido y sin contradicciones.
No sé por qué pero todavía le cuestan sus distancias y sus tiempos.
Extraña ese arrime urgente y esa imprevisibilidad lógica que llena soledades.
Quiere entender al mundo o al menos a una parte de él.
Creo que está empeñada en atravesar el alma de la gente al punto de pensar que ese debe ser su error.
Usted no entiende doña Rosa, lo que tiene que sanar no se va con el ojeado, le dijo mientras cruzaban la avenida Juan B. Justo.
Parece que no hay cinta ni rito que se lo saque.
Este empache no se cura. Únicamente le queda esperar a que se vaya solo porque de eso si está convencida. Esto pasará. Está segura que pasará. Al menos todavía en eso cree...
Buscaba cómo definir esa extraña sensación que hace días la persigue.
¿O será que está empachada?, volvió a insistir. Dele, venga que agarramos la cinta y nos fijamos. Va a ver que con eso se le cura todo.
Su vecina no sabía que lo que ella tenía era otra cosa.
Era extrañamiento continuo.
Estaba empachada de extraños y no sabía cómo llenarlos.
No sabía qué hacer con su incertidumbre y con ese nudo de dudas que no puede digerir.
Hace semanas, intenta explicar la imprevisibilidad de la vida y nada. No hay caso.
Lo peor es que no está triste. Eso le pasa. No está triste pero tampoco feliz.
Y para colmo ese estado ya se le hizo costumbre.
Tampoco quiere aprender más nada.
Se cansó de la experimentación.
Quiere que alguien llegue y se le plante bien firme.
Que le imponga su querer.
Decidido y sin contradicciones.
No sé por qué pero todavía le cuestan sus distancias y sus tiempos.
Extraña ese arrime urgente y esa imprevisibilidad lógica que llena soledades.
Quiere entender al mundo o al menos a una parte de él.
Creo que está empeñada en atravesar el alma de la gente al punto de pensar que ese debe ser su error.
Usted no entiende doña Rosa, lo que tiene que sanar no se va con el ojeado, le dijo mientras cruzaban la avenida Juan B. Justo.
Parece que no hay cinta ni rito que se lo saque.
Este empache no se cura. Únicamente le queda esperar a que se vaya solo porque de eso si está convencida. Esto pasará. Está segura que pasará. Al menos todavía en eso cree...
lunes, 24 de agosto de 2009
jueves, 13 de agosto de 2009
Mucho, poquito, (...)???
Día por medio, su marido le riega las margaritas del balcón,
esas que deshoja en su ausencia cuando las dudas la invaden.
Ella no es una mujer segura, creo que en el fondo está llena de miedos y sabe que está viviendo en una burbuja que en cualquier momento se rompe y deja de ser lo que es.
Todos los días lo lleva a pasear,
esas que deshoja en su ausencia cuando las dudas la invaden.
Ella no es una mujer segura, creo que en el fondo está llena de miedos y sabe que está viviendo en una burbuja que en cualquier momento se rompe y deja de ser lo que es.
Todos los días lo lleva a pasear,
no sé si muy lejos pero la cosa es que su marido la acompaña siempre.
A todos lados eh, nada de dejarlo solo.
Está chocha con su marido. No sé si feliz, creo que la felicidad es otra cosa.
Lo muestra a sus vecinas, a sus amigas y hasta al verdulero de la esquina que el otro día me contó que lo mandó a comprar medio kilo de zapallitos y un poco de rúcula.
Sí, porque le señora le cocina todos los días. Me parece que le entró por el estómago o no, quién sabe.
Hace unos días se mudó con ella. Fue todo muy rápido, nada de papeles ni de pensar tanto las cosas. Parece que el hombre es instintivo y se deja llevar por el impulso.
Ayer, sin que se de cuenta le robé dos margaritas...
Está chocha con su marido. No sé si feliz, creo que la felicidad es otra cosa.
Lo muestra a sus vecinas, a sus amigas y hasta al verdulero de la esquina que el otro día me contó que lo mandó a comprar medio kilo de zapallitos y un poco de rúcula.
Sí, porque le señora le cocina todos los días. Me parece que le entró por el estómago o no, quién sabe.
Hace unos días se mudó con ella. Fue todo muy rápido, nada de papeles ni de pensar tanto las cosas. Parece que el hombre es instintivo y se deja llevar por el impulso.
Ayer, sin que se de cuenta le robé dos margaritas...
¿Me quiere mucho, poquito o nada?…. A mí me salió que me quiere. No su marido sino el mío.
Yo a su marido no lo conozco mucho. Tampoco sé si quiero conocerlo más.
En fin, ella está obsesionada con sus margaritas y ni que hablar con su marido.
El otro día Antonia la espiaba por la ventana.
En fin, ella está obsesionada con sus margaritas y ni que hablar con su marido.
El otro día Antonia la espiaba por la ventana.
Me dijo que le hablaba a las margaritas mientras las deshojaba,
y lo peor es que ellas no dejaban de decirle que su marido la quiere poco….
Pero bueno, tal vez son sus margaritas,
y eso que sólo les preguntaba cuánto la quería y no se animaba a preguntarles si detrás de todo eso había o no querer.
lunes, 10 de agosto de 2009
Ese juego llamado...
Juegue... le toca. Es su turno.
Va a ganar, se lo anticipo.
Lo presiento desde el primer día que moví una pieza y usted quiso jugar conmigo.
Lo sé desde la noche en que me miró a los ojos y aceptó el reto con su mirada enigmática y picaresca.
A veces me pregunto qué leyes y estrategias utiliza.
Me intriga saber qué esconde detrás de esa sonrisa.
No sé si debiera confesarle esto pero la verdad que me gusta jugar con usted.
Lo mío no son las estadísticas ni la lógica así que por eso quédese tranquilo.
Desde hace tiempo que le escapo a la razón.
A mí me puede el sentimiento. El instinto que brota de manera inesperada en cada partida.
Va a ganar, se lo anticipo.
Lo presiento desde el primer día que moví una pieza y usted quiso jugar conmigo.
Lo sé desde la noche en que me miró a los ojos y aceptó el reto con su mirada enigmática y picaresca.
A veces me pregunto qué leyes y estrategias utiliza.
Me intriga saber qué esconde detrás de esa sonrisa.
No sé si debiera confesarle esto pero la verdad que me gusta jugar con usted.
Lo mío no son las estadísticas ni la lógica así que por eso quédese tranquilo.
Desde hace tiempo que le escapo a la razón.
A mí me puede el sentimiento. El instinto que brota de manera inesperada en cada partida.
Pero dele, probemos, total... ¿qué perdemos?
En el amor, los dos ya estamos perdidos.
¿O será que sólo yo?
Ya moví... le toca.
Sabe una cosa... en este último tiempo me convencí de que tenerlo cerca
Sabe una cosa... en este último tiempo me convencí de que tenerlo cerca
es menos importante que
desearlo,
pensarlo,
soñarlo,
extrañarlo.
Juegue.
Le toca. Es su turno.
desearlo,
pensarlo,
soñarlo,
extrañarlo.
Juegue.
Le toca. Es su turno.
Encima esta vez es mano....
Ganará, se lo anticipo... pero juguemos.
Ganará, se lo anticipo... pero juguemos.
miércoles, 5 de agosto de 2009
Casita de naipes
A veces ponemos todo nuestro esfuerzo en construir algo y cuando lo vemos ahí, consumado, estático, sólido, se nos revela nuestra propia caducidad o se nos desmorona sin razón. O puede pasarnos que seamos nosotros mismos los que tenemos esa necesidad de destruir y volver a empezar como si de esa manera fuésemos capaces de desafiar un poquito al destino.
Lo cierto es que vivimos construyendo y destruyendo.
A menudo lo que construimos no está sólido pero está. Sabemos que existe pero desconocemos hasta cuándo. Llenos de incertidumbre e incapaces de matar la duda lo contemplamos sin poder vivir eso que fuimos capaces de hacer o generar.
Lo cierto es que vivimos construyendo y destruyendo.
A menudo lo que construimos no está sólido pero está. Sabemos que existe pero desconocemos hasta cuándo. Llenos de incertidumbre e incapaces de matar la duda lo contemplamos sin poder vivir eso que fuimos capaces de hacer o generar.
Y sí. Puede que lo que construimos sea como una casita de naipes. Frágil, efímera, etérea, pequeña e intangible. Puede que andemos a tientas preguntándonos hasta dónde llegará y con el temor a cuestas de que se caiga o de que alguien la haga caer.
¿Será que siempre hay que construir sobre cimientos firmes? ¿Y si la firmeza llega con el tiempo?.
Quizás, un buen paso sea animarse a construir aún sabiendo que podemos empezar y caer.
A veces son esas casitas de naipes las que nos enseñan a ser fuertes y cuidadosos,
las que nos enseñan a ver el riesgo de cerca y a tratar de evitar sus consecuencias.
Son casitas de naipes que nos invitan a cerrar alguna puerta que hasta ese momento no nos animamos a cerrar.
...¿Cuánto durará?, ¿hasta donde llegará esta casita naipes? ¿Será que se desplomará pronto? y si esta vez no se desploma.... y si esta vez tampoco queremos ni quieren destruirla.
¿Será que siempre hay que construir sobre cimientos firmes? ¿Y si la firmeza llega con el tiempo?.
Quizás, un buen paso sea animarse a construir aún sabiendo que podemos empezar y caer.
A veces son esas casitas de naipes las que nos enseñan a ser fuertes y cuidadosos,
las que nos enseñan a ver el riesgo de cerca y a tratar de evitar sus consecuencias.
Son casitas de naipes que nos invitan a cerrar alguna puerta que hasta ese momento no nos animamos a cerrar.
...¿Cuánto durará?, ¿hasta donde llegará esta casita naipes? ¿Será que se desplomará pronto? y si esta vez no se desploma.... y si esta vez tampoco queremos ni quieren destruirla.
viernes, 31 de julio de 2009
Estamos recordando la foto, ¿no entendés?.
- Estamos recordando la foto, ¿no entendés?....
Eso le dijo con sus apenas tres años y medio. Lo decía convencido. Estaba seguro y feliz. Se agachó con su abuelo y su autito azul. Recordó su risa, su pose, sus movimientos y los quería hacer tal cual. Exactos.
Su abuelo también estaba feliz. Creo que su nieto es parte de su felicidad. Esa felicidad efímera que agarra con cada una de sus sonrisas y a veces pareciera desaparecer o esfumarse.
Sólo tenía una foto y decía que era su favorita. Estaban recordando y ella se preguntó por qué no conservar esa inocencia y esa frescura que nos permite hacerlo de esa forma. Que nos haga capaces de recordar reviviendo, haciendo que todo vuelva una y otra vez como si la vida fuera una película que podemos rebobinar en las mejores partes de nuestra vida. Como si fuéramos capaces de hacer que nada si hubiera ido y que los recuerdos queden intactos.
Nosotros y ellos.
Esos de la infancia. La primera bicicleta. El primer triciclo. La primera vez que fuimos a la calesita. La inocencia de Papa Noel y los Reyes Magos. La primera salita de jardín. Las primeras escondidas. El piedra libre en el colegio, esos albúmenes de figuritas que coleccionábamos hasta el cansancio. Las risas de los recreos. La primera muñeca o el primer juguete… Creo que ellos siempre están y de vez en cuando los rememoramos para darle fuerza a nuestra alma.
Son esos recuerdos que nos vuelven inseguros. Fuertes. Tristes o débiles.
Recuerdos imborrables que no nos dejan y que de vez en cuando también nos aterran.
Momentos irreparables que tratamos de sortear, que superamos o que al menos hacemos el esfuerzo por sobrellevarlos.
Momentos que nos arrancan una sonrisa.
Recuerdos que aparecen en fotos viejas de un cajón o en eso que conservamos con nosotros pese a que el tiempo pase.
Recuerdos materializados en imágenes que nos traen a los que ya no están. A los ausentes. A los que nunca estuvieron. A los que esperamos o a los que quisiéramos tener cerca.
Recuerdos. Mágica palabra que despierta risas o lágrimas que escondemos en nuestros lugares más íntimos.
…Ahí estaba él, recordando con su abuelo. Y así lo hacemos nosotros cuando nos animamos a encontrarnos con nosotros mismos. Cuando traemos a nuestro presente momentos, personas, lugares, rincones, pedacitos de nosotros mismos que queremos conservar intactos pese a los años o a las distancias. Momentos que se anidan y que nunca desaparecen. Momentos que a veces se hacen presentes sin que nos demos cuenta….
… ¿No entendés?, le dijo con sus apenas tres años y ella lo entendió más que nunca.
Su abuelo también estaba feliz. Creo que su nieto es parte de su felicidad. Esa felicidad efímera que agarra con cada una de sus sonrisas y a veces pareciera desaparecer o esfumarse.
Sólo tenía una foto y decía que era su favorita. Estaban recordando y ella se preguntó por qué no conservar esa inocencia y esa frescura que nos permite hacerlo de esa forma. Que nos haga capaces de recordar reviviendo, haciendo que todo vuelva una y otra vez como si la vida fuera una película que podemos rebobinar en las mejores partes de nuestra vida. Como si fuéramos capaces de hacer que nada si hubiera ido y que los recuerdos queden intactos.
Nosotros y ellos.
Esos de la infancia. La primera bicicleta. El primer triciclo. La primera vez que fuimos a la calesita. La inocencia de Papa Noel y los Reyes Magos. La primera salita de jardín. Las primeras escondidas. El piedra libre en el colegio, esos albúmenes de figuritas que coleccionábamos hasta el cansancio. Las risas de los recreos. La primera muñeca o el primer juguete… Creo que ellos siempre están y de vez en cuando los rememoramos para darle fuerza a nuestra alma.
Son esos recuerdos que nos vuelven inseguros. Fuertes. Tristes o débiles.
Recuerdos imborrables que no nos dejan y que de vez en cuando también nos aterran.
Momentos irreparables que tratamos de sortear, que superamos o que al menos hacemos el esfuerzo por sobrellevarlos.
Momentos que nos arrancan una sonrisa.
Recuerdos que aparecen en fotos viejas de un cajón o en eso que conservamos con nosotros pese a que el tiempo pase.
Recuerdos materializados en imágenes que nos traen a los que ya no están. A los ausentes. A los que nunca estuvieron. A los que esperamos o a los que quisiéramos tener cerca.
Recuerdos. Mágica palabra que despierta risas o lágrimas que escondemos en nuestros lugares más íntimos.
…Ahí estaba él, recordando con su abuelo. Y así lo hacemos nosotros cuando nos animamos a encontrarnos con nosotros mismos. Cuando traemos a nuestro presente momentos, personas, lugares, rincones, pedacitos de nosotros mismos que queremos conservar intactos pese a los años o a las distancias. Momentos que se anidan y que nunca desaparecen. Momentos que a veces se hacen presentes sin que nos demos cuenta….
… ¿No entendés?, le dijo con sus apenas tres años y ella lo entendió más que nunca.
lunes, 27 de julio de 2009
Andando
Yo ando. Tú andas. Él anda. Nosotros andamos.
Y así estamos todos: andando.
Con malhumores y de los buenos.
Con esperanzas y utopías.
Cargando con nuestras debilidades, con lo que somos y con lo que queremos ser.
Sorteando lo pequeño o lo grande que impide nuestro andar,
triturando a aquello que le pone trabas a nuestros deseos y cerrojos a nuestra ilusión.
Andamos haciendo huelga de silencios y paros de angustias.
Diciéndole stop a la tristeza y dándole vía libre a la felicidad.
Andamos acumulando ausencias.
Heridas. Miradas.
Amores de los todos: los imposibles, los desamorados, los platónicos y ese extraordinario.
Conservando cicatrices.
Angustias de meses.
Felicidades de días.
Miedos.
Incertidumbres.
Andamos pese a que las flechas se trunquen y no sepamos si avanzar, retroceder o cambiar de senda.
Andamos no sabiendo si es mejor ir por colectora o llegar más rápido por autopista.
Avanzando o siendo tentados a retroceder unos metros.
Y en ese andar llevamos presencias eternas.
Compañías pasajeras.
Sueños a montones.
Infinidad de gracias.
Rencores muy pocos y algunos cuantos perdones por dar.
Lo importante es que andamos pese a que a veces sólo nuestros pies andan y nosotros simplemente los seguimos.
Y así estamos todos: andando.
Con malhumores y de los buenos.
Con esperanzas y utopías.
Cargando con nuestras debilidades, con lo que somos y con lo que queremos ser.
Sorteando lo pequeño o lo grande que impide nuestro andar,
triturando a aquello que le pone trabas a nuestros deseos y cerrojos a nuestra ilusión.
Andamos haciendo huelga de silencios y paros de angustias.
Diciéndole stop a la tristeza y dándole vía libre a la felicidad.
Andamos acumulando ausencias.
Heridas. Miradas.
Amores de los todos: los imposibles, los desamorados, los platónicos y ese extraordinario.
Conservando cicatrices.
Angustias de meses.
Felicidades de días.
Miedos.
Incertidumbres.
Andamos pese a que las flechas se trunquen y no sepamos si avanzar, retroceder o cambiar de senda.
Andamos no sabiendo si es mejor ir por colectora o llegar más rápido por autopista.
Avanzando o siendo tentados a retroceder unos metros.
Y en ese andar llevamos presencias eternas.
Compañías pasajeras.
Sueños a montones.
Infinidad de gracias.
Rencores muy pocos y algunos cuantos perdones por dar.
Lo importante es que andamos pese a que a veces sólo nuestros pies andan y nosotros simplemente los seguimos.
viernes, 24 de julio de 2009
jueves, 16 de julio de 2009
Piedra libre
Se quedó sin palabras y no sabe por qué. Hace días que las busca y no las encuentra. Se le escaparon o quién sabe por qué decidieron esconderse. No sabe si se fueron lejos o si es pasajero.
Las buscó en sus lágrimas y en sus risas. En ese rincón que le trae recuerdos. En el subte. En el tren. En la calle. En las gotas de lluvia de ayer a la tarde y en el sol del domingo.
Las buscó en su noche solitaria del lunes, en la compañía del viernes y nada.
Trató de que despierten frente a los extraños, a los que quiere, a lo que ama y nada. Le quedó la duda de ver si aparecían en aquel que le debe palabras pero no se animó a que fuera ahí justo cuando decidieran despertar.
Hoy casi aparecían pero estaba sola y nadie las pudo escuchar.
¿Será que es ella la incapaz de pronunciarlas? Y lo peor es que se dio cuenta que tiene muchas palabras pendientes. Que puede que éste no sea el momento justo o que les falte madurar un poco pero está convencida de que están esperando y no siempre es lindo esperar.
Tal vez, se fueron enojadas por su impotencia o se enojaron por no sacarlas a tiempo.
Quizás, es el miedo el que las calló o fue ella la que decidió darles una tregua al menos por un rato.
…ahora el único que la persigue es el silencio y para colmo no para de hablarle. O será que lo que hace es protegerla hasta que se sienta capaz de reencontrarse con ellas. Hasta que sea capaz de mirarlas a los ojos. De sentir cada sílaba y entender cómo quiere decirlas.
¿Y si las escribe?… creo que piensa que eso es de cobarde, es tratar de disfrazarlas ocultando su verdadera forma detrás de letras mudas.
…Sino creyera en la locura tal vez las diría sin problemas pero no siempre todo es sencillo y no todo es cuestión de lógica. A veces se trata de lograr el equilibrio justo para poder gritarlas.
Las palabras del alma son las que extraña, esas que vibran al pronunciarlas, las que trituran el corazón o abrazan con su calidez. Las que iluminan las miradas del que las escucha... Esas son las que se le escaparon hace varios días.
No está segura pero puede que haya sido ella misma la que las colgó un rato para que se sequen de rencores y de dolores esporádicos. Y sí, en este tiempo las hicieron llorar mucho y necesitaban un poco de viento y de esa brisa fresca que les permitan entrar de nuevo en ella y volver al ruedo cotidiano…
Y encima ya no sabe cómo explicar sus perdones, sus sí, sus no y sus ni. Ni hablar de sus caprichos, sus amores, enojos y esas ganas desganadas.
No pide excusas ni perdones sólo quiere que vuelvan para poder decirlas y quizás encontrar razones y respuestas a las preguntas que hoy no sabe cómo hacer.
Las buscó en sus lágrimas y en sus risas. En ese rincón que le trae recuerdos. En el subte. En el tren. En la calle. En las gotas de lluvia de ayer a la tarde y en el sol del domingo.
Las buscó en su noche solitaria del lunes, en la compañía del viernes y nada.
Trató de que despierten frente a los extraños, a los que quiere, a lo que ama y nada. Le quedó la duda de ver si aparecían en aquel que le debe palabras pero no se animó a que fuera ahí justo cuando decidieran despertar.
Hoy casi aparecían pero estaba sola y nadie las pudo escuchar.
¿Será que es ella la incapaz de pronunciarlas? Y lo peor es que se dio cuenta que tiene muchas palabras pendientes. Que puede que éste no sea el momento justo o que les falte madurar un poco pero está convencida de que están esperando y no siempre es lindo esperar.
Tal vez, se fueron enojadas por su impotencia o se enojaron por no sacarlas a tiempo.
Quizás, es el miedo el que las calló o fue ella la que decidió darles una tregua al menos por un rato.
…ahora el único que la persigue es el silencio y para colmo no para de hablarle. O será que lo que hace es protegerla hasta que se sienta capaz de reencontrarse con ellas. Hasta que sea capaz de mirarlas a los ojos. De sentir cada sílaba y entender cómo quiere decirlas.
¿Y si las escribe?… creo que piensa que eso es de cobarde, es tratar de disfrazarlas ocultando su verdadera forma detrás de letras mudas.
…Sino creyera en la locura tal vez las diría sin problemas pero no siempre todo es sencillo y no todo es cuestión de lógica. A veces se trata de lograr el equilibrio justo para poder gritarlas.
Las palabras del alma son las que extraña, esas que vibran al pronunciarlas, las que trituran el corazón o abrazan con su calidez. Las que iluminan las miradas del que las escucha... Esas son las que se le escaparon hace varios días.
No está segura pero puede que haya sido ella misma la que las colgó un rato para que se sequen de rencores y de dolores esporádicos. Y sí, en este tiempo las hicieron llorar mucho y necesitaban un poco de viento y de esa brisa fresca que les permitan entrar de nuevo en ella y volver al ruedo cotidiano…
Y encima ya no sabe cómo explicar sus perdones, sus sí, sus no y sus ni. Ni hablar de sus caprichos, sus amores, enojos y esas ganas desganadas.
No pide excusas ni perdones sólo quiere que vuelvan para poder decirlas y quizás encontrar razones y respuestas a las preguntas que hoy no sabe cómo hacer.
sábado, 11 de julio de 2009
LA CABA NO ME CABE por Juan Saturian
La CABA no me gusta.
No me sabe bien una sigla, que es nombre de empresa,
para la ciudad que fue la princesa,
la Reina del Plata: no es, ni le cabe.
Y aunque a nadie le parezca grave,
el cambio muestra la naturaleza
de un poder sin pudores ni torpeza
con metáfora empresaria en clave.
Buenos Aires, la ciudad que amamos,
ya no cree ni vota por sus sueños
y es por eso que estamos donde estamos.
Ni corresponde llamarnos porteños.
Esto eligen los cabenses o cabanos:
un negocio atendido por sus dueños.
No me sabe bien una sigla, que es nombre de empresa,
para la ciudad que fue la princesa,
la Reina del Plata: no es, ni le cabe.
Y aunque a nadie le parezca grave,
el cambio muestra la naturaleza
de un poder sin pudores ni torpeza
con metáfora empresaria en clave.
Buenos Aires, la ciudad que amamos,
ya no cree ni vota por sus sueños
y es por eso que estamos donde estamos.
Ni corresponde llamarnos porteños.
Esto eligen los cabenses o cabanos:
un negocio atendido por sus dueños.
viernes, 10 de julio de 2009
Como si todo dependiera de él...
Ahí estaba él, siguiendo sus pasos como siempre… Y ahí estaba ella, tratando de entenderlo, buscando explicaciones y callando sus reproches.
Esa noche le habló. Creo que fue la primera vez que hablaron cara a cara, aunque no sé si fue real.
Él era extraño pero siempre era atractivo jugar con él. Sus palabras y su forma de actuar tenían algo especial que lo hacían diferente. Podría decirse que tuvieron un mano a mano. Su única condición era que lo escuchara… Sí, es raro pero creo que no hay forma de lidiar con él. Ella se dio cuenta que lo mejor era aceptarlo, saber que existía y que inevitablemente siempre iba a estar.
Lo primero que le dijo fue que no pensara más y que dejara que todo suceda, que permita que sea él el que elija y el que la lleve de la mano.
Le dijo que él entiende los por qué, los cuándo y los dónde. Que sabe ponerla en el lugar indicado y en el momento justo. Ni antes ni después. Hasta le llegó a decir que si se equivoca ni siquiera vale la pena juzgarlo. Que a veces no se trata de reproches sino de aceptar lo que nos toca.
Casi sonriendo le dijo que cuando la puso a destiempo también le había permitido una sonrisa. Una mirada intrépida y divertida. Un rostro diferente que le iluminó los ojos al menos por un rato… Creo que ahí tuvo razón.
Ella no le hablaba, pienso que no sabía si reír o pedirle que fuera un poco más benévolo con ella. Esto del destiempo ya no le convencía tanto… Se quedó callada y ahí empezó con esto de que en este mundo todo puede suceder. Que la suerte puede ser mejor y que a la casualidad no hay con que darle, hasta él mismo reconoció que más de una vez lo casual le jugó una mala pasada.
Ya sé, le decía… te lleno de promesas, a veces te doy, otras te quito. Pero siempre te dejo ecos. Presencias. Ausencias. Seres con quien caminar. Con quien huir. Seres con quien soñar en noches vacías. Solos. Eternos. Heridos. Arrepentidos y vulnerables…
Vulnerables. Esa es la palabra… Creo que en este tiempo ella se sentía vulnerable a él y a todo lo que le generaba, quizás más que de costumbre pero sabía que ÉL era así, que así era su destino… su inevitable destino que siempre le hacía compañía.
Lo primero que le dijo fue que no pensara más y que dejara que todo suceda, que permita que sea él el que elija y el que la lleve de la mano.
Le dijo que él entiende los por qué, los cuándo y los dónde. Que sabe ponerla en el lugar indicado y en el momento justo. Ni antes ni después. Hasta le llegó a decir que si se equivoca ni siquiera vale la pena juzgarlo. Que a veces no se trata de reproches sino de aceptar lo que nos toca.
Casi sonriendo le dijo que cuando la puso a destiempo también le había permitido una sonrisa. Una mirada intrépida y divertida. Un rostro diferente que le iluminó los ojos al menos por un rato… Creo que ahí tuvo razón.
Ella no le hablaba, pienso que no sabía si reír o pedirle que fuera un poco más benévolo con ella. Esto del destiempo ya no le convencía tanto… Se quedó callada y ahí empezó con esto de que en este mundo todo puede suceder. Que la suerte puede ser mejor y que a la casualidad no hay con que darle, hasta él mismo reconoció que más de una vez lo casual le jugó una mala pasada.
Ya sé, le decía… te lleno de promesas, a veces te doy, otras te quito. Pero siempre te dejo ecos. Presencias. Ausencias. Seres con quien caminar. Con quien huir. Seres con quien soñar en noches vacías. Solos. Eternos. Heridos. Arrepentidos y vulnerables…
Vulnerables. Esa es la palabra… Creo que en este tiempo ella se sentía vulnerable a él y a todo lo que le generaba, quizás más que de costumbre pero sabía que ÉL era así, que así era su destino… su inevitable destino que siempre le hacía compañía.
martes, 7 de julio de 2009
Gris
Día gris de nuevo...
Día para ingerir distancias y extraviarse del pasado.
Día para retener momentos, lluvias pasajeras y cucharitas de otoño.
Día para asomarse a las dudas y a las preguntas.
Día para desatar risas, miradas y carcajadas.
Día para hacer ayuno de rencor y de orgullo.
Día para estrellarse en los errores y en las esquivas presencias.
Día para abandonar contradicciones.
Día para olvidar la inocencia y guardar la ingenuidad.
Día para cosechar sueños y empacharse de dulzura.
Día para hilvanar recuerdos y tejer sueños del mañana.
Día gris. Nublado... hermoso día.
Día para ingerir distancias y extraviarse del pasado.
Día para retener momentos, lluvias pasajeras y cucharitas de otoño.
Día para asomarse a las dudas y a las preguntas.
Día para desatar risas, miradas y carcajadas.
Día para hacer ayuno de rencor y de orgullo.
Día para estrellarse en los errores y en las esquivas presencias.
Día para abandonar contradicciones.
Día para olvidar la inocencia y guardar la ingenuidad.
Día para cosechar sueños y empacharse de dulzura.
Día para hilvanar recuerdos y tejer sueños del mañana.
Día gris. Nublado... hermoso día.
domingo, 5 de julio de 2009
Yo quería que salga campeón el Globito...
Acá les dejo un cuento futbolero de Fontanarrosa: "El viejo Casale" (Es un poco extenso pero está bueno!)
jueves, 25 de junio de 2009
Somos tantas cosas...
Somos seres complejamente simples.
Vulnerables y acorazados.
Afligidos y felices.
Tanto y nada al mismo tiempo.
Seres que buscamos refugio en lo más simple como en una hamaca de una plaza.
Seres que sentimos que es ese vaivén constante el que nos cobija,
el que nos hace volar o al menos imaginar que lo hacemos,
el que nos permite ilusionarnos y mirar el cielo de manera distinta.
Somos deseantes y soñadores.
Gigantes y pequeños.
Seres que de vez en cuando necesitamos mecer las tristezas. Las alegrías. Los desencuentros y hasta a nuestra propia felicidad.
A veces estamos así... Solos en una plaza meciendo nuestra propia vida.
Escuchando los ecos de la infancia, las sonrisas más genuinas, las risas más pícaras y atrevidas que en ese vaivén constante podemos escuchar y nos hacen saber que siempre nos acompañan.
Vulnerables y acorazados.
Afligidos y felices.
Tanto y nada al mismo tiempo.
Seres que buscamos refugio en lo más simple como en una hamaca de una plaza.
Seres que sentimos que es ese vaivén constante el que nos cobija,
el que nos hace volar o al menos imaginar que lo hacemos,
el que nos permite ilusionarnos y mirar el cielo de manera distinta.
Somos deseantes y soñadores.
Gigantes y pequeños.
Seres que de vez en cuando necesitamos mecer las tristezas. Las alegrías. Los desencuentros y hasta a nuestra propia felicidad.
A veces estamos así... Solos en una plaza meciendo nuestra propia vida.
Escuchando los ecos de la infancia, las sonrisas más genuinas, las risas más pícaras y atrevidas que en ese vaivén constante podemos escuchar y nos hacen saber que siempre nos acompañan.
martes, 23 de junio de 2009
¿Cómo deshacernos de lo que no existe?
De lo que no tiene presencia pero nos duele.
De la melancolía crónica.
De la felicidad aparente.
De las lágrimas sin motivo.
De lo que no encontramos.
De lo que no estuvo.
De lo que no está.
De los sueños que no concretamos.
De las utopías que no quisimos creer.
De los deseos que no pedimos.
¿Cómo es deshacernos de lo que no existe?
Del vacío.
De la soledad.
De la ausencia.
De aquello que ni siquiera fue recuerdo.
Cómo llenar esa no existencia... cómo navegar en esa nada sin razón.
De la melancolía crónica.
De la felicidad aparente.
De las lágrimas sin motivo.
De lo que no encontramos.
De lo que no estuvo.
De lo que no está.
De los sueños que no concretamos.
De las utopías que no quisimos creer.
De los deseos que no pedimos.
¿Cómo es deshacernos de lo que no existe?
Del vacío.
De la soledad.
De la ausencia.
De aquello que ni siquiera fue recuerdo.
Cómo llenar esa no existencia... cómo navegar en esa nada sin razón.
jueves, 18 de junio de 2009
. . .
Nadie le dijo que habría días como estos, días extraños sin duda...
Está desencantada.
Se le fueron las ganas, las manías y los berrinches.
Se le borró la sonrisa y la melancolía no para de perseguirla.
Se quiso esconder de la tristeza pero no pudo... a los dos minutos le cantó piedra libre.
Las lágrimas le brotan peor que las flores en primavera y nada le quita su angustia.
Hace días, la traba el desamparo, el desamor y la espera.
Se le acabaron los silencios.
Se quedó vacía hasta de consuelos.
Tal vez, recupere su encanto pronto o será que uno se puede acostumbrar a vivir desencantada....
Algunos dicen que es sintómatico. Que es cuestión de tiempo.
Quizás, sólo le quede soportar los síntomas y como quien quiere la cosa algún día se van...
Está desencantada.
Se le fueron las ganas, las manías y los berrinches.
Se le borró la sonrisa y la melancolía no para de perseguirla.
Se quiso esconder de la tristeza pero no pudo... a los dos minutos le cantó piedra libre.
Las lágrimas le brotan peor que las flores en primavera y nada le quita su angustia.
Hace días, la traba el desamparo, el desamor y la espera.
Se le acabaron los silencios.
Se quedó vacía hasta de consuelos.
Tal vez, recupere su encanto pronto o será que uno se puede acostumbrar a vivir desencantada....
Algunos dicen que es sintómatico. Que es cuestión de tiempo.
Quizás, sólo le quede soportar los síntomas y como quien quiere la cosa algún día se van...
sábado, 13 de junio de 2009
martes, 9 de junio de 2009
La película de la vida
A veces nos quedamos sin señal.
Nos cortan la película en la mitad de la historia o lo que es peor cuando hacía dos minutos que había empezado. Sí, y encima seguramente el tiempo fue suficiente como para que nos enganchemos con la trama.
Y ahí estamos nosotros, tratando de reconectar la imagen.
A veces nos quedamos sentados sin hacer nada,
nos tiramos en el sillón con un buen chocolate esperando que la imagen se restablezca sola o nos acurrucamos bajo las sábanas hasta que finalmente se disponga a volver y sino vuelve... por algo será, no?
Tal vez porque no teníamos que verla,
o quizás porque no era el momento indicado. El tiempo justo. Vaya uno a saber.
A veces es nuestra película favorita la que se interrumpe.
La que vimos más de una vez pero no nos cansamos de hacerlo.
La que vemos aunque sabemos cómo empieza y cómo termina.
La que esperamos la escena que nos hace reír y lloramos como la primera vez en esa parte que nos eriza la piel como aquel primer día.
A veces la película es de terror
Otras es una comedia.
O por qué no un drama, si la vida misma muchas veces lo es.
No sé... a mí siempre me gustaron las películas tristes.
Creo que las lágrimas me llenan más que la risa...
Sin embargo, hay algunas películas que no se repiten.
Que son únicas e irrepetibles.
Que no admiten segundas partes.
Son las que no van a volver a pasar la semana que viene ni el mes que viene.
Las que no conseguís en el video porque no las editaron.
Las que se reservan sólo para unos pocos.
Son películas que no te querés perder.
Las que nunca te vas a cansar de halagar.
Esas son las que esconden las mejores historias y seguro son las de más bajo presupuesto.
Las que quedan en nuestra memoria con el correr del tiempo porque supieron enamorarnos como pocas.
... Las que nunca miro son las películas que no me dicen nada.
Las que no me llegan y como diría China si no te llega... no te llega.
En esas siempre me quedo dormida.
Ah, casi me olvidaba las películas en las que sufro con las locuras de sus protagonistas, generalmente lo que más amo son sus argumentos. La incertidumbre que genera cada escena.
Son esos conflictos que te encantan y que todos juntos hacen una saga increíble.
Aquellos héroes o antihéroes que aprendés a disfrutar pese a sus consecuencias.
Son personajes que se comen la película por su encanto o su locura.
Y sí, vamos! no nos engañemos, muchas veces amamos al malo de la historia.
Nos enamoramos del cínico de la película.
Del más jodido.
Ese que es mejor perder que encontrar.
En fin, me quedé sin señal...
Me cortaron la película cuando la historia apenas comenzaba y me parece que era de esas que no vas a poder ver la semana que viene. De esas que te enamoran...
Y bue... acá estoy tratando de reconectar la imagen y sino puedo me quedaré acurrucada debajo de las sábanas esperando que la señal se restablezca sola cuando realmente lo desee... espero que pronto.
Nos cortan la película en la mitad de la historia o lo que es peor cuando hacía dos minutos que había empezado. Sí, y encima seguramente el tiempo fue suficiente como para que nos enganchemos con la trama.
Y ahí estamos nosotros, tratando de reconectar la imagen.
A veces nos quedamos sentados sin hacer nada,
nos tiramos en el sillón con un buen chocolate esperando que la imagen se restablezca sola o nos acurrucamos bajo las sábanas hasta que finalmente se disponga a volver y sino vuelve... por algo será, no?
Tal vez porque no teníamos que verla,
o quizás porque no era el momento indicado. El tiempo justo. Vaya uno a saber.
A veces es nuestra película favorita la que se interrumpe.
La que vimos más de una vez pero no nos cansamos de hacerlo.
La que vemos aunque sabemos cómo empieza y cómo termina.
La que esperamos la escena que nos hace reír y lloramos como la primera vez en esa parte que nos eriza la piel como aquel primer día.
A veces la película es de terror
Otras es una comedia.
O por qué no un drama, si la vida misma muchas veces lo es.
No sé... a mí siempre me gustaron las películas tristes.
Creo que las lágrimas me llenan más que la risa...
Sin embargo, hay algunas películas que no se repiten.
Que son únicas e irrepetibles.
Que no admiten segundas partes.
Son las que no van a volver a pasar la semana que viene ni el mes que viene.
Las que no conseguís en el video porque no las editaron.
Las que se reservan sólo para unos pocos.
Son películas que no te querés perder.
Las que nunca te vas a cansar de halagar.
Esas son las que esconden las mejores historias y seguro son las de más bajo presupuesto.
Las que quedan en nuestra memoria con el correr del tiempo porque supieron enamorarnos como pocas.
... Las que nunca miro son las películas que no me dicen nada.
Las que no me llegan y como diría China si no te llega... no te llega.
En esas siempre me quedo dormida.
Ah, casi me olvidaba las películas en las que sufro con las locuras de sus protagonistas, generalmente lo que más amo son sus argumentos. La incertidumbre que genera cada escena.
Son esos conflictos que te encantan y que todos juntos hacen una saga increíble.
Aquellos héroes o antihéroes que aprendés a disfrutar pese a sus consecuencias.
Son personajes que se comen la película por su encanto o su locura.
Y sí, vamos! no nos engañemos, muchas veces amamos al malo de la historia.
Nos enamoramos del cínico de la película.
Del más jodido.
Ese que es mejor perder que encontrar.
En fin, me quedé sin señal...
Me cortaron la película cuando la historia apenas comenzaba y me parece que era de esas que no vas a poder ver la semana que viene. De esas que te enamoran...
Y bue... acá estoy tratando de reconectar la imagen y sino puedo me quedaré acurrucada debajo de las sábanas esperando que la señal se restablezca sola cuando realmente lo desee... espero que pronto.
domingo, 7 de junio de 2009
La vi llegar cargada de bolsas. Apareció con latas de leche condensada y 8 tabletas de chocolate. Un paquete de harina, tres de azúcar y cuatro docenas de huevos. Mientras abría la puerta de su casa me invitó a pasar. No éramos de hablar mucho. Antonia era simple y de pocas palabras. Era de esas mujeres que van por la vida sin matices. No tenía dobleces. Para ella todo era blanco o negro.
Entré y como quien quiere la cosa se puso a cocinar. Tenía una mano especial para la cocina pero me contó que lo hacía sólo en algunas ocasiones. Sí, era llamativo. Sólo cocinaba cuando estaba de malhumor. Me resultó extraño pero no quise ahondar en el tema. Ese día estaba de malhumor.
Antonia estaba enojada. Trinaba de bronca. Quería cambiar las cosas pero no sabía cómo hacerlo. No sé porqué pero me parecía que su enojo guardaba cosas de fondo. Palabras no dichas que la perseguían por dentro. Miradas intrépidas que mezclaban lo banal con lo profundo. Era como si hubiera contenido su ira y la llevaba consigo como cargaba las bolsas del supermercado.
Mientras ponía dos tazas de harina en la cacerola me decía que así de pronto lo iba a dejar ir. Que lo iba a sacar de su vida como quien saca lo que duele. Lo insatisfecho. Lo que no gusta. Lo sinsabor. Lo ácido.
Me decía que un buen punto de partida era tomar conciencia del dolor. De lo que hace mal. Mientras me hablaba revolvía con fuerza. Yo la miraba casi sin entender qué me quería decir. No sabía de quién hablaba ni el por qué de su enojo.
Sus ojos estaban enfurecidos. Era raro verla así. Mientras revolvió el azúcar con los huevos me decía que nunca había conocido a alguien tan jodido. Alguien capaz de mezclar lo dulce con lo amargo.
Mezcló todos los ingredientes y los puso en el horno. Yo sentía quelo estaba cocinando a él . No sé cuáles eran los planes de Antonia pero sé que lo cocinó con todo lo dicho. No había vuelta atrás.
Yo no supe a qué se refería. Me daba la sensación de que prefería mantener reservas de su vida privada. Es como las buenas cocineras que siempre guardan el secreto de una buena receta. Con su vida pasaba lo mismo.
A la hora y media de escucharla Antonia terminó de cocinar. La torta estaba lista y había terminado con su discurso. Se sentó en la mesa pero ya sin su malhumor. Lo había cocinado por completo. Me miró a los ojos y me dijo: “¿Y vos cómo estás?”, y yo por primera vez en mucho tiempo le pude responder: FELIZ. Nunca me voy a olvidar de esa tarde ni de esa respuesta, fue la primera vez que usé esa palabra y sentí lo que realmente significaba para mí.
Entré y como quien quiere la cosa se puso a cocinar. Tenía una mano especial para la cocina pero me contó que lo hacía sólo en algunas ocasiones. Sí, era llamativo. Sólo cocinaba cuando estaba de malhumor. Me resultó extraño pero no quise ahondar en el tema. Ese día estaba de malhumor.
Antonia estaba enojada. Trinaba de bronca. Quería cambiar las cosas pero no sabía cómo hacerlo. No sé porqué pero me parecía que su enojo guardaba cosas de fondo. Palabras no dichas que la perseguían por dentro. Miradas intrépidas que mezclaban lo banal con lo profundo. Era como si hubiera contenido su ira y la llevaba consigo como cargaba las bolsas del supermercado.
Mientras ponía dos tazas de harina en la cacerola me decía que así de pronto lo iba a dejar ir. Que lo iba a sacar de su vida como quien saca lo que duele. Lo insatisfecho. Lo que no gusta. Lo sinsabor. Lo ácido.
Me decía que un buen punto de partida era tomar conciencia del dolor. De lo que hace mal. Mientras me hablaba revolvía con fuerza. Yo la miraba casi sin entender qué me quería decir. No sabía de quién hablaba ni el por qué de su enojo.
Sus ojos estaban enfurecidos. Era raro verla así. Mientras revolvió el azúcar con los huevos me decía que nunca había conocido a alguien tan jodido. Alguien capaz de mezclar lo dulce con lo amargo.
Mezcló todos los ingredientes y los puso en el horno. Yo sentía quelo estaba cocinando a él . No sé cuáles eran los planes de Antonia pero sé que lo cocinó con todo lo dicho. No había vuelta atrás.
Yo no supe a qué se refería. Me daba la sensación de que prefería mantener reservas de su vida privada. Es como las buenas cocineras que siempre guardan el secreto de una buena receta. Con su vida pasaba lo mismo.
A la hora y media de escucharla Antonia terminó de cocinar. La torta estaba lista y había terminado con su discurso. Se sentó en la mesa pero ya sin su malhumor. Lo había cocinado por completo. Me miró a los ojos y me dijo: “¿Y vos cómo estás?”, y yo por primera vez en mucho tiempo le pude responder: FELIZ. Nunca me voy a olvidar de esa tarde ni de esa respuesta, fue la primera vez que usé esa palabra y sentí lo que realmente significaba para mí.
martes, 2 de junio de 2009
Signos
Dice Barthes: “El enamorado es el semiólogo salvaje en estado puro. Se la pasa leyendo signos. No hace otra cosa: signos de felicidad, signos de desgracia. En la cara de los demás, en sus comportamientos... Está realmente al acecho de los signos”.
Etiquetas:
Pequeñas definiciones para pensar
miércoles, 27 de mayo de 2009
Dolor... el último sentimiento vivo.
La noche era cruel, no por los gritos, ya estaba acostumbrada. Tampoco por los llantos, era moneda corriente en mi hogar. El problema era yo. Había perdido la capacidad de sentir. Me había vuelto impermeable a las pasiones del alma.
Casi sin darme cuenta, olvidé esa capacidad de entender aquella cosa que los humanos llaman sentimientos.
No sabía lo que era el amor. La felicidad. La tristeza. El odio.
Había perdido la capacidad de sentir placer por todo.
Era una persona no emotiva. No emocional.
Deambulaba por la noche amorfa y sin sentido.
Habitaba en la nada.
Me sentía la nada. Y yo la sentía a ella.
Era como si mi alma se hubiera muerto y ni siquiera podía llorarla.
En esa pérdida del sentir también había perdido mis recuerdos.
No podía imaginar siquiera quién era.
Revolví todos los cajones tratando de encontrar algo que me permitiera comenzar de nuevo.
Descubrí que en esa pérdida me había perdido a mí.
Me di cuenta que de a poco se me murió el afecto, la aflicción, la fe, la ira. Que ya no existía la satisfacción.
Me pregunté qué iba hacer sin mi confianza, sin mi esperanza, mi orgullo, mi felicidad… qué iba a ser de mí, sin mí.
Traté de imaginarme sin el miedo y la cobardía de todos estos años.
Esa noche me di cuenta que mis gritos y mis lágrimas de a poco habían devorado mi ser.
Esa noche me di cuenta que los sentimientos son la pasión del alma y que un ser humano sin sentimientos no existe.
Esa noche, el último sentimiento que decidí matar fue mi propio dolor.
La noche era cruel, no por los gritos, ya estaba acostumbrada. Tampoco por los llantos, era moneda corriente en mi hogar. El problema era yo… Esa noche me di cuenta que poco a poco me dejé morir.
Casi sin darme cuenta, olvidé esa capacidad de entender aquella cosa que los humanos llaman sentimientos.
No sabía lo que era el amor. La felicidad. La tristeza. El odio.
Había perdido la capacidad de sentir placer por todo.
Era una persona no emotiva. No emocional.
Deambulaba por la noche amorfa y sin sentido.
Habitaba en la nada.
Me sentía la nada. Y yo la sentía a ella.
Era como si mi alma se hubiera muerto y ni siquiera podía llorarla.
En esa pérdida del sentir también había perdido mis recuerdos.
No podía imaginar siquiera quién era.
Revolví todos los cajones tratando de encontrar algo que me permitiera comenzar de nuevo.
Descubrí que en esa pérdida me había perdido a mí.
Me di cuenta que de a poco se me murió el afecto, la aflicción, la fe, la ira. Que ya no existía la satisfacción.
Me pregunté qué iba hacer sin mi confianza, sin mi esperanza, mi orgullo, mi felicidad… qué iba a ser de mí, sin mí.
Traté de imaginarme sin el miedo y la cobardía de todos estos años.
Esa noche me di cuenta que mis gritos y mis lágrimas de a poco habían devorado mi ser.
Esa noche me di cuenta que los sentimientos son la pasión del alma y que un ser humano sin sentimientos no existe.
Esa noche, el último sentimiento que decidí matar fue mi propio dolor.
La noche era cruel, no por los gritos, ya estaba acostumbrada. Tampoco por los llantos, era moneda corriente en mi hogar. El problema era yo… Esa noche me di cuenta que poco a poco me dejé morir.
martes, 26 de mayo de 2009
La hipérbole de la exageración.
A Dolores le gusta inventar palabras. Es una observadora aguda de todo lo que pasa cerca suyo. Ayer, encontró una nueva definición para un esteriotipo de hombre o mujer que se vanagloria de su “hipérbole exagerada”.
Sí, esa es la palabra justa.
Cuanto más grande mejor para que cuanto más te muestres más te puedan ver.
Es simple, la cosa es llamar la atención al resto.
Acá estoy, mirame.
No ves que estoy bien.
No ves que estoy feliz.
Son esas personas que tienen la necesidad de dar a conocer su realidad a todos los que lo rodean.
¿Su realidad tal cual es o tal cual la construyen?
Es eso, una linda imagen para mostrar.
¿Para aplaudir? Mmmmmm.
Los hipérboles exagerados tienen la necesidad de esconder otra cosa.
Algo que no quieren mostrar pero que a veces se ve más de lo que muestran.
Espejito, espejito… ¿Por qué será? ¿Por qué será?
A veces es preferible lo pequeño.
Lo desapercibido.
Lo que no se ve pero se denota en los ojos.
Lo que está presente en el aire.
Lo que no necesita de actuaciones y mucho menos de sobreactuaciones.
Dicen que la vida es una obra de teatro.
Y creo que es verdad. Es una obra de teatro en la cual cada uno elige el rol que quiere ocupar.
Una obra de teatro en la cual todos vemos como actúan los otros.
Vemos qué disfraces se ponen o si optan por grandes máscaras en las cuales cubrir sus rostros.
Vemos cuando lo que hacen sale de adentro.
Cuando es genuino.
Verdadero.
Cuando el actor está actuando o siendo él.
Con sus sentimientos, sus pasiones, sus locuras. Esa es la mejor forma de actuar.
Siendo uno y mostrándote tal cual sos.
Sin hipocresías y sin vanidades.
Siendo vulnerable, ¿por qué no?
Sufriendo y riendo cuando nos toca.
Porque la vida es eso.
Podemos vivirla eligiendo ser lo que queremos ser o escondiéndonos detrás de hipocresías baratas que probablemente nos delaten y no duren por mucho tiempo.
Por eso a veces es mejor lo pequeño.
Aquel papel que quizás pase desapercibido para muchos pero está ahí, siempre presente.
Aunque cambien los actores.
Los lugares.
Los momentos.
Ese es el mejor papel.
No hace mucho decía que es difícil no ser y en realidad creo que lo mejor es ser siempre uno.
Sí, esa es la palabra justa.
Cuanto más grande mejor para que cuanto más te muestres más te puedan ver.
Es simple, la cosa es llamar la atención al resto.
Acá estoy, mirame.
No ves que estoy bien.
No ves que estoy feliz.
Son esas personas que tienen la necesidad de dar a conocer su realidad a todos los que lo rodean.
¿Su realidad tal cual es o tal cual la construyen?
Es eso, una linda imagen para mostrar.
¿Para aplaudir? Mmmmmm.
Los hipérboles exagerados tienen la necesidad de esconder otra cosa.
Algo que no quieren mostrar pero que a veces se ve más de lo que muestran.
Espejito, espejito… ¿Por qué será? ¿Por qué será?
A veces es preferible lo pequeño.
Lo desapercibido.
Lo que no se ve pero se denota en los ojos.
Lo que está presente en el aire.
Lo que no necesita de actuaciones y mucho menos de sobreactuaciones.
Dicen que la vida es una obra de teatro.
Y creo que es verdad. Es una obra de teatro en la cual cada uno elige el rol que quiere ocupar.
Una obra de teatro en la cual todos vemos como actúan los otros.
Vemos qué disfraces se ponen o si optan por grandes máscaras en las cuales cubrir sus rostros.
Vemos cuando lo que hacen sale de adentro.
Cuando es genuino.
Verdadero.
Cuando el actor está actuando o siendo él.
Con sus sentimientos, sus pasiones, sus locuras. Esa es la mejor forma de actuar.
Siendo uno y mostrándote tal cual sos.
Sin hipocresías y sin vanidades.
Siendo vulnerable, ¿por qué no?
Sufriendo y riendo cuando nos toca.
Porque la vida es eso.
Podemos vivirla eligiendo ser lo que queremos ser o escondiéndonos detrás de hipocresías baratas que probablemente nos delaten y no duren por mucho tiempo.
Por eso a veces es mejor lo pequeño.
Aquel papel que quizás pase desapercibido para muchos pero está ahí, siempre presente.
Aunque cambien los actores.
Los lugares.
Los momentos.
Ese es el mejor papel.
No hace mucho decía que es difícil no ser y en realidad creo que lo mejor es ser siempre uno.
viernes, 22 de mayo de 2009
Siempre va a ser su nieto favorito
Nunca me voy a olvidar el día que la escuché a la abuela decirte por teléfono que eras su nieto favorito. Todavía me parece verla inclinada sobre la mesa que da a la ventana con una sonrisa de oreja a oreja diciéndote eso y yo escondida detrás de la pieza del tío tratando de que no me viera. No sé por qué pero no quería que sepa que lo había escuchado.
Todavía cuando voy a su casa me parece verte saltar el paredón para jugar con los chicos. Me cuesta salir al patio o mejor dicho me cuesta no recordarte. Te aparecés en la galería, en el comedor, jugando a la bolita o en la cocina como cuando le pedías que te hiciera esas croquetas de polenta que tanto te gustaban.
El otro día la abuela hablaba de los nietos y de los hijos y los comparaba con los dedos de la mano. Decía que todos son diferentes pero que duelen por igual. Yo la escuchaba pero sabía que tu ausencia le dolía más que todo. Vos eras especial. Te recuerda siempre. Te nombra casi sin darse cuenta porque no te quiere dejar ir. Creo que de ella no te fuiste sólo que la vida, quién sabe por qué, te quiso llevar demasiado pronto
El otro día me dio algo tuyo: tu muñequera. Esa que usabas cuando atajabas. Nunca te la había visto pero acá la tengo. A veces me da la sensación que al tener algo tuyo te puedo sentir más cerca.
Sabés, hoy me encantaría que la abuela agarre el teléfono y te repita una y otra vez que vos sos su nieto favorito. Que sos distinto al resto. Que te quiere un poco más.
Creo que si la escuchara decir eso hoy no me escondería detrás de la pieza del tío sino que la miraría a los ojos para verla sonreír de nuevo, como lo hizo aquel día.
Todavía cuando voy a su casa me parece verte saltar el paredón para jugar con los chicos. Me cuesta salir al patio o mejor dicho me cuesta no recordarte. Te aparecés en la galería, en el comedor, jugando a la bolita o en la cocina como cuando le pedías que te hiciera esas croquetas de polenta que tanto te gustaban.
El otro día la abuela hablaba de los nietos y de los hijos y los comparaba con los dedos de la mano. Decía que todos son diferentes pero que duelen por igual. Yo la escuchaba pero sabía que tu ausencia le dolía más que todo. Vos eras especial. Te recuerda siempre. Te nombra casi sin darse cuenta porque no te quiere dejar ir. Creo que de ella no te fuiste sólo que la vida, quién sabe por qué, te quiso llevar demasiado pronto
El otro día me dio algo tuyo: tu muñequera. Esa que usabas cuando atajabas. Nunca te la había visto pero acá la tengo. A veces me da la sensación que al tener algo tuyo te puedo sentir más cerca.
Sabés, hoy me encantaría que la abuela agarre el teléfono y te repita una y otra vez que vos sos su nieto favorito. Que sos distinto al resto. Que te quiere un poco más.
Creo que si la escuchara decir eso hoy no me escondería detrás de la pieza del tío sino que la miraría a los ojos para verla sonreír de nuevo, como lo hizo aquel día.
martes, 19 de mayo de 2009
¿Cuál es la combinación exacta de las cosas? Qué es lo que hace a algo compatible o completamente opuesto. A veces pareciera que nada es a medida. Que justamente lo diferente es lo que mejor se amolda a uno aunque nos quede un poco grande o un poco chico. Aunque no sea el talle justo o el que calce en forma perfecta.
Quizás, somos nosotros los que nos autoimponemos combinaciones nefastas o los que intentamos compatibilizar o incompatibilizar a aquello que no necesariamente lo es.
¿Qué es lo que hace que nos sintamos en la obligación de combinar desde lo más elemental hasta lo más complejo de nuestra existencia?. Desde los colores, a elegir la comida en función a la bebida, la cartera en función de los zapatos y así una lista interminable de combinaciones desde que nos levantamos hasta nuestro regreso a casa.
¿Por qué? Si es lindo combinar lo incombinable. No combinar. Unir lo diferente. Mezclar los colores aún sabiendo que no voy a tener el violeta sin el rojo y el azul.
A veces es bueno combinar una buena mirada con un beso.
Dicen que los opuestos se atraen.
Tal vez, lo positivo y lo negativo funcionan.
No todo se trata de negro o blanco sino de grises.
De compatibilizar la tristeza con la esperanza.
A veces pienso que en nuestras lágrimas está el secreto… son ellas las únicas capaces de estar en los momentos más tristes y más felices de nuestra vida. Las que no necesitan palabras para expresarse. Las que aparecen solas cuando el sentimiento es verdadero.
En fin… Somos seres complicadamente simples.
…¿Será por eso que me gusta el color amarillo? Mmm yo creo que sí, justamente porque es difícil de combinar…
Quizás, somos nosotros los que nos autoimponemos combinaciones nefastas o los que intentamos compatibilizar o incompatibilizar a aquello que no necesariamente lo es.
¿Qué es lo que hace que nos sintamos en la obligación de combinar desde lo más elemental hasta lo más complejo de nuestra existencia?. Desde los colores, a elegir la comida en función a la bebida, la cartera en función de los zapatos y así una lista interminable de combinaciones desde que nos levantamos hasta nuestro regreso a casa.
¿Por qué? Si es lindo combinar lo incombinable. No combinar. Unir lo diferente. Mezclar los colores aún sabiendo que no voy a tener el violeta sin el rojo y el azul.
A veces es bueno combinar una buena mirada con un beso.
Dicen que los opuestos se atraen.
Tal vez, lo positivo y lo negativo funcionan.
No todo se trata de negro o blanco sino de grises.
De compatibilizar la tristeza con la esperanza.
A veces pienso que en nuestras lágrimas está el secreto… son ellas las únicas capaces de estar en los momentos más tristes y más felices de nuestra vida. Las que no necesitan palabras para expresarse. Las que aparecen solas cuando el sentimiento es verdadero.
En fin… Somos seres complicadamente simples.
…¿Será por eso que me gusta el color amarillo? Mmm yo creo que sí, justamente porque es difícil de combinar…
lunes, 18 de mayo de 2009
"Chau número tres" de Mario Benedetti
Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres.
Sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
segura sin seguro.
Te dejo frente al mar
descifrándote sola
sin mi pregunta
a ciegas sin mi respuesta rota.
Te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía.
Pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono.
Estaré donde menos lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos.
Estaré en un lejano horizonte
sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra.
Estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen.
Y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote.
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres.
Sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
segura sin seguro.
Te dejo frente al mar
descifrándote sola
sin mi pregunta
a ciegas sin mi respuesta rota.
Te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía.
Pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono.
Estaré donde menos lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos.
Estaré en un lejano horizonte
sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra.
Estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen.
Y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote.
jueves, 14 de mayo de 2009
¡¡¡ A ver esa sonrisa !!!
Finalmente, después de mucho tiempo, decidió guardar la nariz de payaso en el cajón. Sintió que ya no la necesitaba para sonreír. La puso en uno de los cajones del armario donde guarda todas las cosas que quiere conservar. Uno nunca sabe, pensó y la escondió debajo de unas medias viejas y una caja llena de cartas.
Casi sin darse cuenta, recuperó su sonrisa. Entendió que uno puede pasar por la vida dejando de hacer muchas cosas pero no se puede dejar de sonreír.
De repente, sintió que no las dibujaba que eran sonrisas verdaderas que salían del alma. Que brillaban en un parpadeo. Que dejaban luz al alrededor. Esas que brotan en pleno invierno pese a las bajas temperaturas, esas que en primavera salen a ventilarse por todas las plazas. Esas sonrisas de cucharitas cuando hace frío y cae la lluvia por la ventana. Esas sonrisas de domingo o de lunes por la mañana. Esas sonrisas de espera o de miradas dulces que esconde el amanecer.
...Quién sabe por qué, pero ella hace unos cuantos días guardó la nariz de payaso. La escondió esperando no tener que volver a usarla pero por si acaso la guardó en el cajón de las cosas que quiere conservar. Uno nunca sabe, vió...
Casi sin darse cuenta, recuperó su sonrisa. Entendió que uno puede pasar por la vida dejando de hacer muchas cosas pero no se puede dejar de sonreír.
De repente, sintió que no las dibujaba que eran sonrisas verdaderas que salían del alma. Que brillaban en un parpadeo. Que dejaban luz al alrededor. Esas que brotan en pleno invierno pese a las bajas temperaturas, esas que en primavera salen a ventilarse por todas las plazas. Esas sonrisas de cucharitas cuando hace frío y cae la lluvia por la ventana. Esas sonrisas de domingo o de lunes por la mañana. Esas sonrisas de espera o de miradas dulces que esconde el amanecer.
...Quién sabe por qué, pero ella hace unos cuantos días guardó la nariz de payaso. La escondió esperando no tener que volver a usarla pero por si acaso la guardó en el cajón de las cosas que quiere conservar. Uno nunca sabe, vió...
miércoles, 13 de mayo de 2009
Vivir cada momento como si fuera una vida...
El domingo a la tarde, casi sin darse cuenta de lo que estaba haciendo, abrió el cajón del armario en el que guarda algunos recuerdos de su vida y encontró ese libro en el que la mamá le dejaba un mensaje:
“Recordá siempre que lo que hace la felicidad es vivir cada momento como si fuera una vida y cada vida como un único momento".
Sus palabras tomaron vida como si escuchara su voz y sintiera su aroma.
Imaginaba cerrar los ojos y escucharla detrás de la cocina.
La imaginaba llegando a su casa y poniendo la pava para tomar unos mates.
Podía sentir su presencia como si nunca se hubiera ido.
Sí, porque esta vida se la llevó pronto. Se la llevó antes de que pudiera soltarle su mano.
Cuando abrió los ojos y sintió el vacío, se lloró todo.
Se lloró su ausencia. Su mirada. Sus palabras. Sus ganas de abrazarla y de decirle que la necesita. La lloró en todas las formas posibles. De principio a fin.
La lloró entera.
A veces la vida te saca una parte de vos.
No encontrás explicaciones ni por qué, hasta que uno se da cuenta que simplemente te queda seguir.
Aprender a vivir sin alguien. A vivir de manera distinta tratando de llenar un vacío.
Hay días en que se hace más fácil y otros en los que nos cuesta entenderlo y mucho.
Son esos días en los que deseas abrazarla.
Cuando necesitás sentirla cerca.
Cuando querés compartir algo con ella.
Cuando querés una caricia
o un simple silencio.
Creo que el secreto para poder seguir adelante es que la persona que nos ama nunca nos abandona. Nunca se va.
Ellos siempre están, simplemente no los vemos.
Podemos sentirlos.
Percibirlos.
Recordar su sonrisa. Su mirada. Sus gestos.
A veces la vida te saca una parte de vos pero yo sé que ella no se fue de tu lado.
El amor no muere. Queda en nosotros. Perdura en el tiempo.
Para el amor no existe la muerte.
Yo sé que ella te siente cerca.
Que te quiere abrazar como antes.
Que quiere lo mejor para vos
Lo que toda madre desea para un hijo: quiere que seas feliz.
Yo sé que ella hoy te secaría tus lagrimas y te volvería a decir como lo hizo hace más de diez años cuando te transformabas en una mujer que no tenés que olvidar que lo que hace la felicidad es vivir cada momento como si fuera una vida y cada vida como un único momento.
“Recordá siempre que lo que hace la felicidad es vivir cada momento como si fuera una vida y cada vida como un único momento".
Sus palabras tomaron vida como si escuchara su voz y sintiera su aroma.
Imaginaba cerrar los ojos y escucharla detrás de la cocina.
La imaginaba llegando a su casa y poniendo la pava para tomar unos mates.
Podía sentir su presencia como si nunca se hubiera ido.
Sí, porque esta vida se la llevó pronto. Se la llevó antes de que pudiera soltarle su mano.
Cuando abrió los ojos y sintió el vacío, se lloró todo.
Se lloró su ausencia. Su mirada. Sus palabras. Sus ganas de abrazarla y de decirle que la necesita. La lloró en todas las formas posibles. De principio a fin.
La lloró entera.
A veces la vida te saca una parte de vos.
No encontrás explicaciones ni por qué, hasta que uno se da cuenta que simplemente te queda seguir.
Aprender a vivir sin alguien. A vivir de manera distinta tratando de llenar un vacío.
Hay días en que se hace más fácil y otros en los que nos cuesta entenderlo y mucho.
Son esos días en los que deseas abrazarla.
Cuando necesitás sentirla cerca.
Cuando querés compartir algo con ella.
Cuando querés una caricia
o un simple silencio.
Creo que el secreto para poder seguir adelante es que la persona que nos ama nunca nos abandona. Nunca se va.
Ellos siempre están, simplemente no los vemos.
Podemos sentirlos.
Percibirlos.
Recordar su sonrisa. Su mirada. Sus gestos.
A veces la vida te saca una parte de vos pero yo sé que ella no se fue de tu lado.
El amor no muere. Queda en nosotros. Perdura en el tiempo.
Para el amor no existe la muerte.
Yo sé que ella te siente cerca.
Que te quiere abrazar como antes.
Que quiere lo mejor para vos
Lo que toda madre desea para un hijo: quiere que seas feliz.
Yo sé que ella hoy te secaría tus lagrimas y te volvería a decir como lo hizo hace más de diez años cuando te transformabas en una mujer que no tenés que olvidar que lo que hace la felicidad es vivir cada momento como si fuera una vida y cada vida como un único momento.
martes, 12 de mayo de 2009
Agarrame fuerte de la mano y no me sueltes.
Conteneme con tu presencia y acompañame con tu ternura.
Quiero eso: caminar hasta el amanecer.
Sentirte cerca a través de tus manos.
Percibirlas.
Tocarlas.
Conocerlas.
Entenderlas.
Agarrada de tu mano quiero matar el tiempo.
Atarlo con una soga y dejarlo en el ahora.
Imaginar que el tiempo es sólo esta noche.
Sin dudas.
Sin preguntas.
Sin respuestas.
Quiero eso: cerrar los ojos y ver tu mirada.
Entenderte sin hablar.
Escucharte sin palabras.
Hablar con tus manos como si fuera tu alma
al menos hasta que muera la noche
y el amanecer me diga que el tiempo no se detuvo
pero que vos no me soltaste
y yo sigo cerca de tu alma.
Conteneme con tu presencia y acompañame con tu ternura.
Quiero eso: caminar hasta el amanecer.
Sentirte cerca a través de tus manos.
Percibirlas.
Tocarlas.
Conocerlas.
Entenderlas.
Agarrada de tu mano quiero matar el tiempo.
Atarlo con una soga y dejarlo en el ahora.
Imaginar que el tiempo es sólo esta noche.
Sin dudas.
Sin preguntas.
Sin respuestas.
Quiero eso: cerrar los ojos y ver tu mirada.
Entenderte sin hablar.
Escucharte sin palabras.
Hablar con tus manos como si fuera tu alma
al menos hasta que muera la noche
y el amanecer me diga que el tiempo no se detuvo
pero que vos no me soltaste
y yo sigo cerca de tu alma.
sábado, 9 de mayo de 2009
"Cámara Lenta" en el Teatro ENSAMBLE
Cámara Lenta es la historia de un ex boxeador que acompañado por su ex manager y una amiga de los dos afronta la decadencia total de cuerpo, mente y espíritu.
Dagomar, Amilcar y Rosa se atreven a contar su poema de amor, desnudos, traspasados de dolor y con muchos recuerdos e infinidad de preguntas. Aterrados de ser tantos en uno, de ser parte de un todo. Relaciones humanas tan inasibles e impensables como la existencia misma.
Nos invitan a reflexionar sobre lo que somos, sobre lo que es el género humano, o mejor dicho, lo que es el hombre como individuo en un mundo no muchas veces alentador.
Ficha técnico artística:
Autoría: Eduardo Pavlovsky.
Actúan: Carlos Andujar, Claudio Cané y Ana Lía Dozoretz.
Iluminación: Cristina Lahet.
Asistencia de dirección y puesta en escena: Paula Marrón.
Dirección general: Elvira Onetto.
viernes, 8 de mayo de 2009
Cosas de viernesss a la tarde...
Puede ser absurdo o poco creíble pero a veces hay que matar el tiempo de alguna manera... Acá les dejo un link que promete decirnos qué fuimos en nuestras vidas pasadas.
Esta criatura fue artista, música, poeta o danzante litúrgica.
Es muy simple sólo tienen que poner su fecha de nacimiento y les aparecerá algo como lo que sigue aquí:
Tienes 26 años y 172 días
Has nacido un miércoles
Desde que naciste han pasado: 9669 días
Desde que naciste han pasado: 318 meses
Desde que naciste han pasado: 1381 semanas
Cumplirás años de nuevo dentro de: 193 días
Tu signo en el horóscopo chino: Perro
Tu signo del zodíaco: Escorpión
Tu planeta: Marte y Plutón
Tu color: Rojo y negro
Tu piedra: Rubí, topacio
Tu número base de nacimiento: 3
Significado de tu número base: Eres un incurable optimista. Buscas transmitir también a los demás este punto de vista fundamental. Dado que inspiras simpatía y confianza, estás capacitado para desempeñar papeles de primer plano. Ciertamente no te costará hacer muchos amigos e incluso seguidores.
Y luego un click en: "Presiona aquí para saber quién eras en tu vida pasada" y como por arte de magia, todo lo que fuimos en 3 o 4 párrafos.
No sé si le parecerá bien o no, pero usted era hombre en su última encarnación terrena. Nació en algún lugar del territorio que hoy es Mongolia en torno al año 950. Su profesión era artista, músico, poeta o danzante litúrgico.
Un breve perfil psicológico de su vida pasada: Usted era persona práctica y con sentido común, un materialista sin conciencia espiritual. Su sabiduría elemental ayudó a los débiles y a los pobres.
La lección que su vida pasada le ha dado para la encarnación actual: debe desarrollar autoestima y la capacidad de implantar la esperanza en el corazón de las personas. La ambición no lo es todo. La verdadera riqueza está enterrada en su alma.
Esta criatura fue artista, música, poeta o danzante litúrgica.
Es muy simple sólo tienen que poner su fecha de nacimiento y les aparecerá algo como lo que sigue aquí:
Tienes 26 años y 172 días
Has nacido un miércoles
Desde que naciste han pasado: 9669 días
Desde que naciste han pasado: 318 meses
Desde que naciste han pasado: 1381 semanas
Cumplirás años de nuevo dentro de: 193 días
Tu signo en el horóscopo chino: Perro
Tu signo del zodíaco: Escorpión
Tu planeta: Marte y Plutón
Tu color: Rojo y negro
Tu piedra: Rubí, topacio
Tu número base de nacimiento: 3
Significado de tu número base: Eres un incurable optimista. Buscas transmitir también a los demás este punto de vista fundamental. Dado que inspiras simpatía y confianza, estás capacitado para desempeñar papeles de primer plano. Ciertamente no te costará hacer muchos amigos e incluso seguidores.
Y luego un click en: "Presiona aquí para saber quién eras en tu vida pasada" y como por arte de magia, todo lo que fuimos en 3 o 4 párrafos.
No sé si le parecerá bien o no, pero usted era hombre en su última encarnación terrena. Nació en algún lugar del territorio que hoy es Mongolia en torno al año 950. Su profesión era artista, músico, poeta o danzante litúrgico.
Un breve perfil psicológico de su vida pasada: Usted era persona práctica y con sentido común, un materialista sin conciencia espiritual. Su sabiduría elemental ayudó a los débiles y a los pobres.
La lección que su vida pasada le ha dado para la encarnación actual: debe desarrollar autoestima y la capacidad de implantar la esperanza en el corazón de las personas. La ambición no lo es todo. La verdadera riqueza está enterrada en su alma.
lunes, 4 de mayo de 2009
Mingo era un tipo de barrio. Sencillo. Paraba siempre en el mismo bar de Neuquén y Espinosa, cerca de Plaza Irlanda. Lo conocían todos. Él era especial. Distinto. Tenía algo que lo hacía diferente al resto. Se hacía querer el viejo.
Dicen que esa noche tenía más nostalgia que de costumbre. Que su sonrisa parecía apagarse y que sus ojos ya no brillaban como antes.
Se pidió su vaso de vino pero no quiso hablar tanto. Decidió contener su melancolía y esconder su tristeza. Sí, porque él siempre estaba feliz.
Cuando salió del bar caminó mucho. Francisco cuenta que esa noche el viejo se descubrió a sí mismo. Que por primera vez se dio cuenta quién era y sintió que la vida se le estaba yendo. Que se le escapaba de las manos.
Mingo vivió la vida como pocos. Exprimió cada segundo de sus días.
Vivió. Esa es la palabra. Vivió como pocos. Vivió como nadie.
Tenía su casa. Sus amigos. Sus mujeres. No le faltaba nada.
Hacía como 30 años que no trabajaba pero laburó de todo. Decía que no le gustaba lo estable. Él amaba cantar, ese siempre fue su sueño. Si te lo cruzabas por la calle seguramente te regalaba un tanguito. Loco como pocos. Era entrador el viejo.
De amores había aprendido mucho. De cada mujer le enamoró algo.
De algunas le enamoraba su sonrisa. De otras su forma de ser. Su paciencia. Su locura. ¡Si habrán sufrido por el Mingo! Pasaron tantas por su vida. Algunas duraban más, otras menos pero ninguna se pudo olvidar de él. A todas les dejó algo.
No era fácil estar con el viejo. Era un seductor empedernido. De esos que van de milonga en milonga para donde lo lleven los vientos. De los que bailan hasta con la más fea.
Sí, Mingo pateó la calle. Los barrios. Los bares. Las noches.
Era un tipo que convencía con su palabra y encantaba con su picardía.
Todos lo querían al viejo pero en el fondo… él se sentía solo.
Parecía el tipo más feliz aunque escondía sus propios reproches, guardaba sus inseguridades, sus defectos y sus vicios.
Creo que al viejo le daban ganas de tener una familia.
La vida no le había enseñado qué era eso.
En el fondo el Mingo… Sí, yo creo que en el fondo el Mingo deseaba tener hijos.
Hijos que la vida le negó o que él mismo se negó a tener quién sabe por qué.
Esa noche el viejo llegó del bar y se puso un tango.
Se pensó a sí mismo.
Esa noche al viejo la vida se le apagó.
No sé si se llevó mucho pero dejó mucho de él en su gente. En sus amigos. En sus mujeres.
El Mingo dejó mucho de él en su familia porque para ellos el viejo era familia.
Y así se fue.
Deborando la vida, como pocos.
Viviéndola a su forma.
Piantao.
Pero Viviéndola.
Dicen que esa noche tenía más nostalgia que de costumbre. Que su sonrisa parecía apagarse y que sus ojos ya no brillaban como antes.
Se pidió su vaso de vino pero no quiso hablar tanto. Decidió contener su melancolía y esconder su tristeza. Sí, porque él siempre estaba feliz.
Cuando salió del bar caminó mucho. Francisco cuenta que esa noche el viejo se descubrió a sí mismo. Que por primera vez se dio cuenta quién era y sintió que la vida se le estaba yendo. Que se le escapaba de las manos.
Mingo vivió la vida como pocos. Exprimió cada segundo de sus días.
Vivió. Esa es la palabra. Vivió como pocos. Vivió como nadie.
Tenía su casa. Sus amigos. Sus mujeres. No le faltaba nada.
Hacía como 30 años que no trabajaba pero laburó de todo. Decía que no le gustaba lo estable. Él amaba cantar, ese siempre fue su sueño. Si te lo cruzabas por la calle seguramente te regalaba un tanguito. Loco como pocos. Era entrador el viejo.
De amores había aprendido mucho. De cada mujer le enamoró algo.
De algunas le enamoraba su sonrisa. De otras su forma de ser. Su paciencia. Su locura. ¡Si habrán sufrido por el Mingo! Pasaron tantas por su vida. Algunas duraban más, otras menos pero ninguna se pudo olvidar de él. A todas les dejó algo.
No era fácil estar con el viejo. Era un seductor empedernido. De esos que van de milonga en milonga para donde lo lleven los vientos. De los que bailan hasta con la más fea.
Sí, Mingo pateó la calle. Los barrios. Los bares. Las noches.
Era un tipo que convencía con su palabra y encantaba con su picardía.
Todos lo querían al viejo pero en el fondo… él se sentía solo.
Parecía el tipo más feliz aunque escondía sus propios reproches, guardaba sus inseguridades, sus defectos y sus vicios.
Creo que al viejo le daban ganas de tener una familia.
La vida no le había enseñado qué era eso.
En el fondo el Mingo… Sí, yo creo que en el fondo el Mingo deseaba tener hijos.
Hijos que la vida le negó o que él mismo se negó a tener quién sabe por qué.
Esa noche el viejo llegó del bar y se puso un tango.
Se pensó a sí mismo.
Esa noche al viejo la vida se le apagó.
No sé si se llevó mucho pero dejó mucho de él en su gente. En sus amigos. En sus mujeres.
El Mingo dejó mucho de él en su familia porque para ellos el viejo era familia.
Y así se fue.
Deborando la vida, como pocos.
Viviéndola a su forma.
Piantao.
Pero Viviéndola.
jueves, 30 de abril de 2009
... con una condición
Despertame. Encontrame. Quereme. Sacudime. Besame. Tocame. Buscame. Gritame. Rozame. Mimame. Enojame. Convenceme. Animame. Abrazame. Oleme. Enseñame. Dormime. Prometeme. Entendeme. Recorreme. Complicame. Deseame. Escuchame. Acariciame. Percibime. Agarrame. Sonreime. Soñame. Peleame. Seducime. Cuidame. Acurrucame. Fastidiame. Mirame. Perdoname. Hablame. Venceme. Gustame. Sentime. Saboreame. Provocame. Extrañame. Llorame... eso sí, no me enamores.
martes, 28 de abril de 2009
Extrañas cosas del sentir
Les basto unos segundos para gustarse.
Esa sensación rara de querer a un desconocido.
Un querer extraño que no pasa por lo físico ni por lo sentimental.
No lo conoce. No sabe nada de él. Nada de sus gustos. De su forma de ser. Qué hace. Qué quiere. Qué desea.
Y sin embargo, se gustan. Se les nota en los ojos. En ese cruce de miradas. En ese encontrarse repentino. En esa espera matutina de saber si hoy viajarán juntos.
Hoy pudo rozarlo. Sintió su mano. Era suave y lo hacían tierno. Frágil. Vulnerable.
No lo conoce. No sabe nada de él. Nada de sus gustos. De su forma de ser. Qué hace. Qué quiere. Qué desea.
Y sin embargo, se gustan. Se les nota en los ojos. En ese cruce de miradas. En ese encontrarse repentino. En esa espera matutina de saber si hoy viajarán juntos.
Hoy pudo rozarlo. Sintió su mano. Era suave y lo hacían tierno. Frágil. Vulnerable.
En un cerrar de ojos se sintieron cerca al menos por dos estaciones. Fue extraño pero lindo.
A veces le viene la idea de encontrarlo en otros lugares, chocárselo a la vuelta de la esquina. Preguntarle algo, reconocerse en otro ámbito y decirse te conozco.
Pero no. Sólo lo encuentra de vez en cuando en la punta de la estación. En el primer vagón del tren.
Extrañas cosas del sentir. Gustar de un desconocido. De alguien que no conocés o del que conocés simplemente su sonrisa y su mirada... ¿Acaso con eso no basta?
A veces le viene la idea de encontrarlo en otros lugares, chocárselo a la vuelta de la esquina. Preguntarle algo, reconocerse en otro ámbito y decirse te conozco.
Pero no. Sólo lo encuentra de vez en cuando en la punta de la estación. En el primer vagón del tren.
Extrañas cosas del sentir. Gustar de un desconocido. De alguien que no conocés o del que conocés simplemente su sonrisa y su mirada... ¿Acaso con eso no basta?
lunes, 27 de abril de 2009
Esa cosa llamada AMOR
Wendy: Amor.
Peter Pan: ¿Amor?
Wendy: Amor.
Peter Pan: No sé lo que es eso.
Wendy: Creo que sí, Peter. Seguro que tú también lo has sentido, por algo... o por alguien.
Peter Pan: Nunca. Hasta la palabra me revienta.
(Peter Pan)
Peter Pan: ¿Amor?
Wendy: Amor.
Peter Pan: No sé lo que es eso.
Wendy: Creo que sí, Peter. Seguro que tú también lo has sentido, por algo... o por alguien.
Peter Pan: Nunca. Hasta la palabra me revienta.
(Peter Pan)
jueves, 23 de abril de 2009
Sólo a veces...
A veces la vida da vuelta como una calesita.
Giramos sobre un mismo punto en un sin fin de vueltas
esperando alcanzar algo que quizás ni sabemos qué es.
A veces no sabemos si subir o bajarnos.
Si dejar pasar la vuelta,
pedirle a alguien que nos acompañe,
que se suba con nosotros,
nos haga compañía
o nos mire desde abajo.
A veces lloramos por una vuelta más,
cuando nos dicen que es tarde
o cuando ya no hay vuelta.
A veces la vida es una calesita sin sortija
y solo nos queda subir sin esperar nada a cambio.
Girando en un ir y venir constante
A veces es cuestión de darse cuenta que la sortija es sólo una ilusión.
Una ilusión en la que nos aferramos –tal vez- para seguir girando.
Giramos sobre un mismo punto en un sin fin de vueltas
esperando alcanzar algo que quizás ni sabemos qué es.
A veces no sabemos si subir o bajarnos.
Si dejar pasar la vuelta,
pedirle a alguien que nos acompañe,
que se suba con nosotros,
nos haga compañía
o nos mire desde abajo.
A veces lloramos por una vuelta más,
cuando nos dicen que es tarde
o cuando ya no hay vuelta.
A veces la vida es una calesita sin sortija
y solo nos queda subir sin esperar nada a cambio.
Girando en un ir y venir constante
A veces es cuestión de darse cuenta que la sortija es sólo una ilusión.
Una ilusión en la que nos aferramos –tal vez- para seguir girando.
viernes, 17 de abril de 2009
Fragilidad
Empezó por lo más frágil.
Guardó en cajas aquello que se podía romper.
Aquello con lo que debían tener más cuidado.
La casa estaba vacía.
Llena de ausencias.
De aromas escondidos.
De diálogos silenciosos que aún dejaban ecos.
Llena de sombras que deambulaban por las noches.
Se llenó de olvidos y recuerdos.
Y se dio cuenta que lo más frágil de esa casa era ella.
Enteramente frágil.
Toda frágil.
Su presencia.
Su sonrisa.
Sus ganas
Su costumbre de amar.
Sus amaneceres.
Pensó que por no ser objeto debía esconder esa fragilidad que la hacía más débil.
Que nadie colocaría un cartel para que la cuidaran.
Para que la trataran como se trata a aquello que se puede romper.
Que no se puede golpear.
Lastimar.
Se quedó inmóvil pero resistiendo.
Escondiendo su fragilidad en su propio vacío.
Guardándolo para adentro,
como guardó todo lo frágil que quiso conservar.
Sacó un espejo.
Se miró y se dio cuenta que la fragilidad no se esconde.
Que hasta lo intangible puede ser frágil.
Que estaba en sus ojos.
En su mirada y en su sonrisa dibujada.
Y que uno no es frágil sino a los ojos de los demás.
Guardó en cajas aquello que se podía romper.
Aquello con lo que debían tener más cuidado.
La casa estaba vacía.
Llena de ausencias.
De aromas escondidos.
De diálogos silenciosos que aún dejaban ecos.
Llena de sombras que deambulaban por las noches.
Se llenó de olvidos y recuerdos.
Y se dio cuenta que lo más frágil de esa casa era ella.
Enteramente frágil.
Toda frágil.
Su presencia.
Su sonrisa.
Sus ganas
Su costumbre de amar.
Sus amaneceres.
Pensó que por no ser objeto debía esconder esa fragilidad que la hacía más débil.
Que nadie colocaría un cartel para que la cuidaran.
Para que la trataran como se trata a aquello que se puede romper.
Que no se puede golpear.
Lastimar.
Se quedó inmóvil pero resistiendo.
Escondiendo su fragilidad en su propio vacío.
Guardándolo para adentro,
como guardó todo lo frágil que quiso conservar.
Sacó un espejo.
Se miró y se dio cuenta que la fragilidad no se esconde.
Que hasta lo intangible puede ser frágil.
Que estaba en sus ojos.
En su mirada y en su sonrisa dibujada.
Y que uno no es frágil sino a los ojos de los demás.
miércoles, 15 de abril de 2009
martes, 14 de abril de 2009
Empachado de angustia
Estaba nulo. Empachado de angustia. No sabía cómo decirle lo que le quería decir. Cómo sacar para afuera todo su dolor. Cómo eliminarlo. Aplastarlo. Triturarlo. Hacerlo desaparecer.
Así que empezó a escribir. Se le ocurrían muchas cosas pero nada le terminaba de convencer.
No sabía cómo elegir las palabras justas. Los adjetivos adecuados. Los sustantivos precisos.
No supo en qué lugar poner los puntos y comas exactos que le permitieran hacerle entender el tono en el que le quería decir las cosas.
Puso muchas palabras en negrita y subrayó más de cinco frases.
Tenía miedo de que malinterpretará su Times New Roman 08 y su Arial 72.
También pensó en resaltar en amarillo lo que no quería que se olvidara.
Decidió poner en verde aquellos recuerdos lindos y dudaba en usar el rojo para aquellos que le hicieron sufrir.
Escribió y borró tantas veces como pudo pero terminó por darse cuenta que no había palabras para mostrar sus lágrimas. Que no había adjetivos que definieran su dolor. No encontró los signos de felicidad ni de tristeza.
No supo cómo escribir los silencios. No supo cómo plasmar su angustia. Como eliminarla. Aplastarla. Triturarla. Hacerla desaparecer.
Borró todo lo escrito… y volvió a empezar.
Así que empezó a escribir. Se le ocurrían muchas cosas pero nada le terminaba de convencer.
No sabía cómo elegir las palabras justas. Los adjetivos adecuados. Los sustantivos precisos.
No supo en qué lugar poner los puntos y comas exactos que le permitieran hacerle entender el tono en el que le quería decir las cosas.
Puso muchas palabras en negrita y subrayó más de cinco frases.
Tenía miedo de que malinterpretará su Times New Roman 08 y su Arial 72.
También pensó en resaltar en amarillo lo que no quería que se olvidara.
Decidió poner en verde aquellos recuerdos lindos y dudaba en usar el rojo para aquellos que le hicieron sufrir.
Escribió y borró tantas veces como pudo pero terminó por darse cuenta que no había palabras para mostrar sus lágrimas. Que no había adjetivos que definieran su dolor. No encontró los signos de felicidad ni de tristeza.
No supo cómo escribir los silencios. No supo cómo plasmar su angustia. Como eliminarla. Aplastarla. Triturarla. Hacerla desaparecer.
Borró todo lo escrito… y volvió a empezar.
lunes, 13 de abril de 2009
viernes, 10 de abril de 2009
La base es la sinceridad
No creo que exista una fórmula para ser feliz pero acá les dejo la reflexión de un gran periodista y escritor: Roberto Arlt
Me escribe un lector: "Le ruego me conteste, muy seriamente, de qué forma debe uno vivir para ser feliz".
Estimado señor: Si yo pudiera contestarle, seria o humorísticamente, de qué modo debe vivirse para ser feliz, en vez de estar pergueñando notas, sería, quizá, el hombre más rico de la tierra, vendiendo, únicamente a diez centavos, la fórmula para vivir dichoso. Ya ve qué disparate me pregunta.
Creo que hay una forma de vivir en relación con los semejantes y consigo mismo, que si no concede la felicidad, le proporciona al individuo que la practica una especie de poder mágico de dominio sobre sus semejantes: es la sinceridad.
Ser sincero con todos, y más todavía consigo mismo, aunque se perjudique. Aunque se rompa el alma contra el obstáculo. Aunque se quede sólo, aislado y sangrando. Esta no es una fórmula para vivir feliz; creo que no pero sí lo es para tener fuerzas y examinar el contenido de la vida, cuyas apariencias nos marean y engañan de continuo.
No mire lo que hacen los demás. No le importe un pepino lo que opine el prójimo. Sea usted, usted mismo sobre todas las cosas, sobre el bien y el mal, sobre el placer y sobre el dolor, sobre la vida y la muerte. Usted y usted. Nada más. Y será fuerte como un demonio entonces. Fuerte a pesar de todos y contra todos. No importe que la pena lo haga dar de cabeza contra la pared. Interróguese siempre, en el peor minuto de su vida, lo siguiente:
-¿Soy sincero conmigo mismo?
Y si el corazón le dice que sí, y tiene que tirarse a un pozo, tírese con confianza. Siendo sincero no se va a matar. Esté segurísimo de eso. No se va a matar porque no se puede matar. La vida, la misteriosa vida que rige nuestra existencia, impedirá que usted se mate tirándose al pozo. La vida, providencialmente, colocará, un metro antes de que usted llegue al fondo, un clavo donde se engancharán sus ropas y usted se salvará.
Me dirá usted: "¿Y si los otros no comprenden que soy sincero?" ¡Qué le importa a usted los otros! La tierra y la vida tienen tantos caminos con alturas distintas que nadie puede ver a más distancia de la que dan sus ojos. Aunque se suba a una montaña, no verá un centímetro más lejos de lo que le permita su vista. Pero escúcheme bien: el día que los que lo rodean se den cuenta de que usted va por un camino no trillado, pero que marcha guiado por la sinceridad, ese día lo mirarán con asombro, luego con curiosidad. Y ese día en que usted, con la fuerza de su sinceridad, les demuestre cuántos poderes tiene entre sus manos, ese día serán sus esclavos espiritualmente, créalo.
Me dirá usted: "¿Y si me equivoco?". No tiene importancia. Uno se equivoca cuando tiene que equivocarse. Ni un minuto antes ni un minuto después. ¿Por qué? Porque así lo ha dispuesto la vida, que es esa fuerza misteriosa. Si usted se ha equivocado sinceramente, lo perdonarán. O no lo perdonarán. Interesa poco. Usted sigue su camino. Contra viento y marea. Contra todos, si es necesario ir contra todos. Y créame llegará un momento en que usted se sentirá más fuerte, que la vida y la muerte se convertirán en dos juguetes entre sus manos. Así, como suena. Vida. Muerte. Usted va a mirar esa taba que tiene tal reverso y de una patada la va a tirar lejos de usted. ¿Qué le importan los nombres, si usted, con su fuerza, está más allá de los nombres?
La sinceridad tiene un doble fondo curioso. No modifica la naturaleza intrínseca del que la practica, y sí le concede una especie de doble vista, sensibilidad curiosa, que le permite percibir la mentira, y no sólo la mentira, sino los sentimientos del que está a su lado.
Hay una frase de Goethe, respecto de este estado, que vale un Perú. Dice:
"Tú que me has metido en este dédalo, tú me sacarás de él"
Es lo que anteriormente le decía.
La sinceridad provoca en el que la practica lealmente una serie de fuerzas violentas. Estas fuerzas sólo se muestran cuando tiene que producirse eso de: "Tú que me has metido en este dédalo, tú me sacarás". Y si usted es sincero va a percibir la voz de estas fuerzas. Ellas lo arrastrarán, quizá, a ejecutar actos absurdos. No importa. Usted los realiza. ¿Que se quedará sangrando? ¡Y es claro! Todo cuesta en esta tierra. La vida no regala nada, absolutamente. Todo hay que comprarlo con libras de carne y sangre.
Y de pronto, descubrirá algo que no es la felicidad sino un equivalente a ella. La emoción. La terrible emoción de jugarse la piel y la felicidad. No en el naipe sino convirtiéndose usted en una especie de emocionado naipe humano que busca la felicidad, desesperadamente, mediante las combinaciones más extraordinarias, más inesperadas. ¿O qué se cree usted? ¿Que es uno de esos multimillonarios norteamericanos, ayer vendedores de diarios, más tarde carboneros, luego dueños de circo, y sucesivamente periodistas, vendedores de automóviles, hasta que un golpe de fortuna los sitúa en el lugar en que inevitablemente debía estar?
Esos hombres se convirtieron en multimillonarios porque querían ser eso. Con eso sabían que realizaban la felicidad de su vida. Pero piense usted en todo lo que se jugaron para ser felices. Y mientras no se producía lo efectivo, la emoción, que derivaba de cada jugada, los hacía más fuertes. ¿Se da cuenta?
Vea amigo: hágase una base de sinceridad y sobre esa cuerda floja o tensa, cruce el abismo de la vida, con su verdad en la mano y va a triunfar. No hay nadie, absolutamente nadie, que pueda hacerlo caer. Y hasta los que hoy le tiran piedras, se acercarán mañana a usted para sonreírle tímidamente. Créalo amigo: un hombre sincero es tan fuerte que sólo él puede reírse y apiadarse de todo.
martes, 7 de abril de 2009
Sintonías
M: Yo creo q se intercambiaron los roles
P: Eso es bueno
M: No dedo, nunca estuvimos en la misma sintonía
P: La música no siempre está en sintonía y no por eso deja de ser música.
M: Eso es verdad pero si no está buena a veces lo mejor es no escucharla
P: Si fuera tan fácil yo trataría de hacerme sorda más de una vez.
P: Eso es bueno
M: No dedo, nunca estuvimos en la misma sintonía
P: La música no siempre está en sintonía y no por eso deja de ser música.
M: Eso es verdad pero si no está buena a veces lo mejor es no escucharla
P: Si fuera tan fácil yo trataría de hacerme sorda más de una vez.
lunes, 6 de abril de 2009
Gracias Ismael
Qué se le puede decir a este señor cantautor, merecedor de ese título como pocos...Y… que le quedaba divino el sombrero. Que hacía mucho tiempo que no me regalaban más de cuatro horas de concierto. Que es impecable lo que hace sobre el escenario. Que sus letras trasmiten demasiado. Que extrañaba escuchar su voz. Que no le quedó casi ningún tema pendiente…
Es así. Ismael nos hace conocedores de unas pocas certezas: la de sabernos acompañados en nuestras búsquedas, preguntas, amores y desamores.
Sus canciones nos enseñan a entender que no está perdido aquello que no fue. Que a veces el odio es bastante aburrido y es mejor olvidar y mirar para adelante.
Nos recuerda una y otra vez que la excusa más cobarde es culpar al destino. Que de vez en cuando está bueno dejarse convencer. Que de un momento a otro –casi sin darnos cuenta- todo se detiene y nace el amor. Y que este pequeño milagro, todo lo que fuimos y seremos, siempre estará a salvo.
Sí señores, fue este hombre el que me enseñó que todos somos simplemente eso: pequeñas criaturas. Pequeñas Criaturas en un extraño mundo. Criaturas que soñamos pero inevitablemente no siempre asumiendo riesgos.
Decía Machado que se canta lo que se pierde y creo que él canta para recuperar el tiempo perdido, la memoria, las batallas y amores perdidos.
Es así. Ismael nos hace conocedores de unas pocas certezas: la de sabernos acompañados en nuestras búsquedas, preguntas, amores y desamores.
Sus canciones nos enseñan a entender que no está perdido aquello que no fue. Que a veces el odio es bastante aburrido y es mejor olvidar y mirar para adelante.
Nos recuerda una y otra vez que la excusa más cobarde es culpar al destino. Que de vez en cuando está bueno dejarse convencer. Que de un momento a otro –casi sin darnos cuenta- todo se detiene y nace el amor. Y que este pequeño milagro, todo lo que fuimos y seremos, siempre estará a salvo.
Sí señores, fue este hombre el que me enseñó que todos somos simplemente eso: pequeñas criaturas. Pequeñas Criaturas en un extraño mundo. Criaturas que soñamos pero inevitablemente no siempre asumiendo riesgos.
Decía Machado que se canta lo que se pierde y creo que él canta para recuperar el tiempo perdido, la memoria, las batallas y amores perdidos.
Es un soñador despierto. Hasta su beso es tierno. Gracias Ismael. Muchas gracias y como bien ha dicho usted, nos vemos en el próximo viaje.
jueves, 2 de abril de 2009
martes, 31 de marzo de 2009
lunes, 30 de marzo de 2009
Yo, Ello y Superyó
Mi Ello, Yo y Superyó empezaron a pelearse para ver quién se hacía cargo de mis actos. Discutieron bastante pero no pudieron llegar a un acuerdo. El Ello no paraba de poner el acento en mis impulsos y deseos. El Yo siempre apuntaba a mi equilibrio, como si estuviera en una cuerda floja intentaba balancearme. Y mi Superyó no paraba de hablar de moral, consciencia y reglas sociales.
Con mucha paciencia, trate de explicarles que era yo quien conciente o inconcientemente los ponía en papeles protagónicos o secundarios. En algún escenario, probablemente el Ello era siempre el protagonista y en otros tal vez prefería que a ese lugar lo ocupara el Yo.
La cosa que no se entendían muy bien y cada uno se basaba en argumentos diferentes. Los minutos pasaban y el debate me parecía cada vez más divertido, es más, hasta empecé a preguntarme quién ganaría el duelo de mi propia vida ¿Mi Ello, Yo o Superyó?
Al Ello lo veía con cierto encanto. Es mi parte primitiva, desorganizada e innata. Como diría Freud es el motor de nuestros pensamientos y todos más de una vez nos dejamos llevar por el principio del placer, desconociendo las demandas de la realidad. A mí particularmente me gusta ese mundo lleno de contradicciones donde está lo ilógico, lo irracional. Me genera curiosidad e intriga. (¿Será que le estoy dando demasiado protagonismo?)
Firme y decidido mi Ello peleó por mis deseos pero mi Yo y mi Superyó arremetían con argumentos más racionales. Y sí, no podía negar que a mi Yo le debía unas cuantas. Él está siempre atento y me baja a Tierra más de una vez. Trata de que cumpla mis metas y deseos pero de manera realista. Tiene como un poder especial dentro de mi mente y me prende la luz roja en el tablero cuando los deseos y los instintos quieren apoderarse de mí. En esos estados de alerta me dice “ahora debe decir esto…”, “ahora deberá salir”....
Y entre tanto Yo y Ello rondaba el Superyó, no gritaba pero se sentía su presencia y hablaba de los pensamientos morales y éticos, de eso que se llama "conciencia moral" y de lo que se debe hacer.
Pasaron las horas y no se pusieron de acuerdo. En un momento, el Ello hasta estaba dispuesto a negociar cuatro horas del día para que me dejara llevar únicamente por mis deseos pero no funcionó, el Yo y el Superyó se negaron.
Y acá estoy yo cargando con mi YO, SUPERYÓ Y ELLO. Confieso que los tres me retan bastante seguido. No es sencillo convivir con ellos, son tan diferentes pero creo que no puedo resignar a ninguno. Los tres me hacen falta para transitar este loco mundo.
Con mucha paciencia, trate de explicarles que era yo quien conciente o inconcientemente los ponía en papeles protagónicos o secundarios. En algún escenario, probablemente el Ello era siempre el protagonista y en otros tal vez prefería que a ese lugar lo ocupara el Yo.
La cosa que no se entendían muy bien y cada uno se basaba en argumentos diferentes. Los minutos pasaban y el debate me parecía cada vez más divertido, es más, hasta empecé a preguntarme quién ganaría el duelo de mi propia vida ¿Mi Ello, Yo o Superyó?
Al Ello lo veía con cierto encanto. Es mi parte primitiva, desorganizada e innata. Como diría Freud es el motor de nuestros pensamientos y todos más de una vez nos dejamos llevar por el principio del placer, desconociendo las demandas de la realidad. A mí particularmente me gusta ese mundo lleno de contradicciones donde está lo ilógico, lo irracional. Me genera curiosidad e intriga. (¿Será que le estoy dando demasiado protagonismo?)
Firme y decidido mi Ello peleó por mis deseos pero mi Yo y mi Superyó arremetían con argumentos más racionales. Y sí, no podía negar que a mi Yo le debía unas cuantas. Él está siempre atento y me baja a Tierra más de una vez. Trata de que cumpla mis metas y deseos pero de manera realista. Tiene como un poder especial dentro de mi mente y me prende la luz roja en el tablero cuando los deseos y los instintos quieren apoderarse de mí. En esos estados de alerta me dice “ahora debe decir esto…”, “ahora deberá salir”....
Y entre tanto Yo y Ello rondaba el Superyó, no gritaba pero se sentía su presencia y hablaba de los pensamientos morales y éticos, de eso que se llama "conciencia moral" y de lo que se debe hacer.
Pasaron las horas y no se pusieron de acuerdo. En un momento, el Ello hasta estaba dispuesto a negociar cuatro horas del día para que me dejara llevar únicamente por mis deseos pero no funcionó, el Yo y el Superyó se negaron.
Y acá estoy yo cargando con mi YO, SUPERYÓ Y ELLO. Confieso que los tres me retan bastante seguido. No es sencillo convivir con ellos, son tan diferentes pero creo que no puedo resignar a ninguno. Los tres me hacen falta para transitar este loco mundo.
viernes, 27 de marzo de 2009
¡Feliz día TEATRO!
Veo, veo
¿Qué ves?
Una cosa
¿Qué cosa?
Maravillosa.
¿Qué ves?
Una cosa
¿Qué cosa?
Maravillosa.
... La cosa que veo es El TEATRO. Un maravilloso y loco mundo capaz de despertar infinidad de sensaciones y sentimientos. Un mundo que te atrapa y te da mucho más de lo que podés imaginar. Un mundo que te invita adentrarte en vos y a descubrir un afuera distinto.
Como diría Chaplín la vida es una obra de teatro que no permite ensayos: “Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida antes de que el telón baje y la obra termine sin aplausos”.
jueves, 26 de marzo de 2009
miércoles, 25 de marzo de 2009
De Callao a Medrano
A veces la mirada de un desconocido trae recuerdos…
Recuerdos de aquel que no vemos hace mucho tiempo. De aquel que nos amo, nos quiso o nos odio quién sabe por qué.
A veces son miradas que nos enamoran de Callao a Medrano y hacen que nos olvidemos hacia dónde vamos. Amores de estación que hacen el viaje más ameno. Que nos regalan una sonrisa, una esperanza. Una señal de que el amor existe, de que se puede encontrar, que está AHÍ dispuesto a aparecer en cualquier momento y lugar.
Son amores de segundos o minutos en donde dos personas que quizás no vuelvan a cruzarse nunca más en su vida, se conocen y se sienten sin hablar al menos por un rato.
Recuerdos de aquel que no vemos hace mucho tiempo. De aquel que nos amo, nos quiso o nos odio quién sabe por qué.
A veces son miradas que nos enamoran de Callao a Medrano y hacen que nos olvidemos hacia dónde vamos. Amores de estación que hacen el viaje más ameno. Que nos regalan una sonrisa, una esperanza. Una señal de que el amor existe, de que se puede encontrar, que está AHÍ dispuesto a aparecer en cualquier momento y lugar.
Son amores de segundos o minutos en donde dos personas que quizás no vuelvan a cruzarse nunca más en su vida, se conocen y se sienten sin hablar al menos por un rato.
martes, 24 de marzo de 2009
lunes, 23 de marzo de 2009
TREN
. debo · dice:
está buenísimo ser tren y no banquito de estación
Pau.- dice:
el banquito siempre espera y solo ve pasar las cosas
Pau.- dice:
en cambio el tren está siempre andando
Pau.- dice:
los que quieren pueden subir y el también puede seguir viaje
· debo · dice:
pueden subir siempre q saquen boleto
· debo · dice:
sino el chancho te baja
debo · dice:
q bueno lo del chanchooo jajajjaa
está buenísimo ser tren y no banquito de estación
Pau.- dice:
el banquito siempre espera y solo ve pasar las cosas
Pau.- dice:
en cambio el tren está siempre andando
Pau.- dice:
los que quieren pueden subir y el también puede seguir viaje
· debo · dice:
pueden subir siempre q saquen boleto
· debo · dice:
sino el chancho te baja
debo · dice:
q bueno lo del chanchooo jajajjaa
Correr sin rumbos
Salió de su casa para no volver. Lleno su mochila de galletitas y crayones para pintar. Corrió sin destino hacia algún lugar en el que se sintiera más contenido. A un lugar donde pudiera sentir un poco de paz.
Trato de que no lo sintieran. Que su mamá y su papá no oyeran sus pasos. ¿Acaso sintieron su presencia en este tiempo? Corrió mucho como nunca lo hizo en su vida, tanto que se hizo de noche y sintió soledad. Miedo. Quizás más paz que en su propia casa y no intentó nada, sólo aferrarse a un árbol y tratar de no pensar, al menos por una noche.
Trato de que no lo sintieran. Que su mamá y su papá no oyeran sus pasos. ¿Acaso sintieron su presencia en este tiempo? Corrió mucho como nunca lo hizo en su vida, tanto que se hizo de noche y sintió soledad. Miedo. Quizás más paz que en su propia casa y no intentó nada, sólo aferrarse a un árbol y tratar de no pensar, al menos por una noche.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)