jueves, 30 de abril de 2009

... con una condición

Despertame. Encontrame. Quereme. Sacudime. Besame. Tocame. Buscame. Gritame. Rozame. Mimame. Enojame. Convenceme. Animame. Abrazame. Oleme. Enseñame. Dormime. Prometeme. Entendeme. Recorreme. Complicame. Deseame. Escuchame. Acariciame. Percibime. Agarrame. Sonreime. Soñame. Peleame. Seducime. Cuidame. Acurrucame. Fastidiame. Mirame. Perdoname. Hablame. Venceme. Gustame. Sentime. Saboreame. Provocame. Extrañame. Llorame... eso sí, no me enamores.

martes, 28 de abril de 2009

Extrañas cosas del sentir

Les basto unos segundos para gustarse.
Esa sensación rara de querer a un desconocido.
Un querer extraño que no pasa por lo físico ni por lo sentimental.
No lo conoce. No sabe nada de él. Nada de sus gustos. De su forma de ser. Qué hace. Qué quiere. Qué desea.
Y sin embargo, se gustan. Se les nota en los ojos. En ese cruce de miradas. En ese encontrarse repentino. En esa espera matutina de saber si hoy viajarán juntos.
Hoy pudo rozarlo. Sintió su mano. Era suave y lo hacían tierno. Frágil. Vulnerable.
En un cerrar de ojos se sintieron cerca al menos por dos estaciones. Fue extraño pero lindo.
A veces le viene la idea de encontrarlo en otros lugares, chocárselo a la vuelta de la esquina. Preguntarle algo, reconocerse en otro ámbito y decirse te conozco.
Pero no. Sólo lo encuentra de vez en cuando en la punta de la estación. En el primer vagón del tren.
Extrañas cosas del sentir. Gustar de un desconocido. De alguien que no conocés o del que conocés simplemente su sonrisa y su mirada... ¿Acaso con eso no basta?

lunes, 27 de abril de 2009

Esa cosa llamada AMOR

Wendy: Amor.
Peter Pan: ¿Amor?
Wendy: Amor.
Peter Pan: No sé lo que es eso.
Wendy: Creo que sí, Peter. Seguro que tú también lo has sentido, por algo... o por alguien.
Peter Pan: Nunca. Hasta la palabra me revienta.


(Peter Pan)

jueves, 23 de abril de 2009

Sólo a veces...

A veces la vida da vuelta como una calesita.
Giramos sobre un mismo punto en un sin fin de vueltas
esperando alcanzar algo que quizás ni sabemos qué es.

A veces no sabemos si subir o bajarnos.
Si dejar pasar la vuelta,
pedirle a alguien que nos acompañe,
que se suba con nosotros,
nos haga compañía
o nos mire desde abajo.

A veces lloramos por una vuelta más,
cuando nos dicen que es tarde
o cuando ya no hay vuelta.

A veces la vida es una calesita sin sortija
y solo nos queda subir sin esperar nada a cambio.
Girando en un ir y venir constante

A veces es cuestión de darse cuenta que la sortija es sólo una ilusión.
Una ilusión en la que nos aferramos –tal vez- para seguir girando.

lunes, 20 de abril de 2009


Que difícil es no ser...

viernes, 17 de abril de 2009

Fragilidad

Empezó por lo más frágil.
Guardó en cajas aquello que se podía romper.
Aquello con lo que debían tener más cuidado.
La casa estaba vacía.
Llena de ausencias.
De aromas escondidos.
De diálogos silenciosos que aún dejaban ecos.
Llena de sombras que deambulaban por las noches.
Se llenó de olvidos y recuerdos.
Y se dio cuenta que lo más frágil de esa casa era ella.
Enteramente frágil.
Toda frágil.
Su presencia.
Su sonrisa.
Sus ganas
Su costumbre de amar.
Sus amaneceres.
Pensó que por no ser objeto debía esconder esa fragilidad que la hacía más débil.
Que nadie colocaría un cartel para que la cuidaran.
Para que la trataran como se trata a aquello que se puede romper.
Que no se puede golpear.
Lastimar.
Se quedó inmóvil pero resistiendo.
Escondiendo su fragilidad en su propio vacío.
Guardándolo para adentro,
como guardó todo lo frágil que quiso conservar.
Sacó un espejo.
Se miró y se dio cuenta que la fragilidad no se esconde.
Que hasta lo intangible puede ser frágil.
Que estaba en sus ojos.
En su mirada y en su sonrisa dibujada.
Y que uno no es frágil sino a los ojos de los demás.

miércoles, 15 de abril de 2009

"El arte es un espacio que te acoge y hace como una especie de diálisis. Hace que eso que está en mal estado drene y no se pudra. Eso que podría ser veneno para unas plantas, también puede ser fertilizante para otras". (Julio Chávez)

martes, 14 de abril de 2009

Empachado de angustia

Estaba nulo. Empachado de angustia. No sabía cómo decirle lo que le quería decir. Cómo sacar para afuera todo su dolor. Cómo eliminarlo. Aplastarlo. Triturarlo. Hacerlo desaparecer.
Así que empezó a escribir. Se le ocurrían muchas cosas pero nada le terminaba de convencer.
No sabía cómo elegir las palabras justas. Los adjetivos adecuados. Los sustantivos precisos.
No supo en qué lugar poner los puntos y comas exactos que le permitieran hacerle entender el tono en el que le quería decir las cosas.
Puso muchas palabras en negrita y subrayó más de cinco frases.
Tenía miedo de que malinterpretará su Times New Roman 08 y su Arial 72.
También pensó en resaltar en amarillo lo que no quería que se olvidara.
Decidió poner en verde aquellos recuerdos lindos y dudaba en usar el rojo para aquellos que le hicieron sufrir.
Escribió y borró tantas veces como pudo pero terminó por darse cuenta que no había palabras para mostrar sus lágrimas. Que no había adjetivos que definieran su dolor. No encontró los signos de felicidad ni de tristeza.
No supo cómo escribir los silencios. No supo cómo plasmar su angustia. Como eliminarla. Aplastarla. Triturarla. Hacerla desaparecer.
Borró todo lo escrito… y volvió a empezar.

lunes, 13 de abril de 2009

Nihilismo de Oliverio Girondo

Nada de nada:
es todo.
Así te quiero, nada.
¡Del todo!...
Para nada.

viernes, 10 de abril de 2009

La base es la sinceridad

No creo que exista una fórmula para ser feliz pero acá les dejo la reflexión de un gran periodista y escritor: Roberto Arlt


Me escribe un lector: "Le ruego me conteste, muy seriamente, de qué forma debe uno vivir para ser feliz".
Estimado señor: Si yo pudiera contestarle, seria o humorísticamente, de qué modo debe vivirse para ser feliz, en vez de estar pergueñando notas, sería, quizá, el hombre más rico de la tierra, vendiendo, únicamente a diez centavos, la fórmula para vivir dichoso. Ya ve qué disparate me pregunta.
Creo que hay una forma de vivir en relación con los semejantes y consigo mismo, que si no concede la felicidad, le proporciona al individuo que la practica una especie de poder mágico de dominio sobre sus semejantes: es la sinceridad.
Ser sincero con todos, y más todavía consigo mismo, aunque se perjudique. Aunque se rompa el alma contra el obstáculo. Aunque se quede sólo, aislado y sangrando. Esta no es una fórmula para vivir feliz; creo que no pero sí lo es para tener fuerzas y examinar el contenido de la vida, cuyas apariencias nos marean y engañan de continuo.
No mire lo que hacen los demás. No le importe un pepino lo que opine el prójimo. Sea usted, usted mismo sobre todas las cosas, sobre el bien y el mal, sobre el placer y sobre el dolor, sobre la vida y la muerte. Usted y usted. Nada más. Y será fuerte como un demonio entonces. Fuerte a pesar de todos y contra todos. No importe que la pena lo haga dar de cabeza contra la pared. Interróguese siempre, en el peor minuto de su vida, lo siguiente:
-¿Soy sincero conmigo mismo?
Y si el corazón le dice que sí, y tiene que tirarse a un pozo, tírese con confianza. Siendo sincero no se va a matar. Esté segurísimo de eso. No se va a matar porque no se puede matar. La vida, la misteriosa vida que rige nuestra existencia, impedirá que usted se mate tirándose al pozo. La vida, providencialmente, colocará, un metro antes de que usted llegue al fondo, un clavo donde se engancharán sus ropas y usted se salvará.
Me dirá usted: "¿Y si los otros no comprenden que soy sincero?" ¡Qué le importa a usted los otros! La tierra y la vida tienen tantos caminos con alturas distintas que nadie puede ver a más distancia de la que dan sus ojos. Aunque se suba a una montaña, no verá un centímetro más lejos de lo que le permita su vista. Pero escúcheme bien: el día que los que lo rodean se den cuenta de que usted va por un camino no trillado, pero que marcha guiado por la sinceridad, ese día lo mirarán con asombro, luego con curiosidad. Y ese día en que usted, con la fuerza de su sinceridad, les demuestre cuántos poderes tiene entre sus manos, ese día serán sus esclavos espiritualmente, créalo.
Me dirá usted: "¿Y si me equivoco?". No tiene importancia. Uno se equivoca cuando tiene que equivocarse. Ni un minuto antes ni un minuto después. ¿Por qué? Porque así lo ha dispuesto la vida, que es esa fuerza misteriosa. Si usted se ha equivocado sinceramente, lo perdonarán. O no lo perdonarán. Interesa poco. Usted sigue su camino. Contra viento y marea. Contra todos, si es necesario ir contra todos. Y créame llegará un momento en que usted se sentirá más fuerte, que la vida y la muerte se convertirán en dos juguetes entre sus manos. Así, como suena. Vida. Muerte. Usted va a mirar esa taba que tiene tal reverso y de una patada la va a tirar lejos de usted. ¿Qué le importan los nombres, si usted, con su fuerza, está más allá de los nombres?
La sinceridad tiene un doble fondo curioso. No modifica la naturaleza intrínseca del que la practica, y sí le concede una especie de doble vista, sensibilidad curiosa, que le permite percibir la mentira, y no sólo la mentira, sino los sentimientos del que está a su lado.
Hay una frase de Goethe, respecto de este estado, que vale un Perú. Dice:
"Tú que me has metido en este dédalo, tú me sacarás de él"
Es lo que anteriormente le decía.
La sinceridad provoca en el que la practica lealmente una serie de fuerzas violentas. Estas fuerzas sólo se muestran cuando tiene que producirse eso de: "Tú que me has metido en este dédalo, tú me sacarás". Y si usted es sincero va a percibir la voz de estas fuerzas. Ellas lo arrastrarán, quizá, a ejecutar actos absurdos. No importa. Usted los realiza. ¿Que se quedará sangrando? ¡Y es claro! Todo cuesta en esta tierra. La vida no regala nada, absolutamente. Todo hay que comprarlo con libras de carne y sangre.
Y de pronto, descubrirá algo que no es la felicidad sino un equivalente a ella. La emoción. La terrible emoción de jugarse la piel y la felicidad. No en el naipe sino convirtiéndose usted en una especie de emocionado naipe humano que busca la felicidad, desesperadamente, mediante las combinaciones más extraordinarias, más inesperadas. ¿O qué se cree usted? ¿Que es uno de esos multimillonarios norteamericanos, ayer vendedores de diarios, más tarde carboneros, luego dueños de circo, y sucesivamente periodistas, vendedores de automóviles, hasta que un golpe de fortuna los sitúa en el lugar en que inevitablemente debía estar?
Esos hombres se convirtieron en multimillonarios porque querían ser eso. Con eso sabían que realizaban la felicidad de su vida. Pero piense usted en todo lo que se jugaron para ser felices. Y mientras no se producía lo efectivo, la emoción, que derivaba de cada jugada, los hacía más fuertes. ¿Se da cuenta?
Vea amigo: hágase una base de sinceridad y sobre esa cuerda floja o tensa, cruce el abismo de la vida, con su verdad en la mano y va a triunfar. No hay nadie, absolutamente nadie, que pueda hacerlo caer. Y hasta los que hoy le tiran piedras, se acercarán mañana a usted para sonreírle tímidamente. Créalo amigo: un hombre sincero es tan fuerte que sólo él puede reírse y apiadarse de todo.

martes, 7 de abril de 2009

Sintonías

M: Yo creo q se intercambiaron los roles
P: Eso es bueno
M: No dedo, nunca estuvimos en la misma sintonía
P: La música no siempre está en sintonía y no por eso deja de ser música.
M: Eso es verdad pero si no está buena a veces lo mejor es no escucharla
P: Si fuera tan fácil yo trataría de hacerme sorda más de una vez.

lunes, 6 de abril de 2009

Gracias Ismael


Qué se le puede decir a este señor cantautor, merecedor de ese título como pocos...Y… que le quedaba divino el sombrero. Que hacía mucho tiempo que no me regalaban más de cuatro horas de concierto. Que es impecable lo que hace sobre el escenario. Que sus letras trasmiten demasiado. Que extrañaba escuchar su voz. Que no le quedó casi ningún tema pendiente…
Es así. Ismael nos hace conocedores de unas pocas certezas: la de sabernos acompañados en nuestras búsquedas, preguntas, amores y desamores.
Sus canciones nos enseñan a entender que no está perdido aquello que no fue. Que a veces el odio es bastante aburrido y es mejor olvidar y mirar para adelante.
Nos recuerda una y otra vez que la excusa más cobarde es culpar al destino. Que de vez en cuando está bueno dejarse convencer. Que de un momento a otro –casi sin darnos cuenta- todo se detiene y nace el amor. Y que este pequeño milagro, todo lo que fuimos y seremos, siempre estará a salvo.
Sí señores, fue este hombre el que me enseñó que todos somos simplemente eso: pequeñas criaturas. Pequeñas Criaturas en un extraño mundo. Criaturas que soñamos pero inevitablemente no siempre asumiendo riesgos.
Decía Machado que se canta lo que se pierde y creo que él canta para recuperar el tiempo perdido, la memoria, las batallas y amores perdidos.

Es un soñador despierto. Hasta su beso es tierno. Gracias Ismael. Muchas gracias y como bien ha dicho usted, nos vemos en el próximo viaje.

jueves, 2 de abril de 2009

"Sigan ideas, no sigan a hombres; ése fue, es y siempre será mi mensaje a los jóvenes. Los hombres pasan o fracasan" (Raúl Alfonsín)