martes, 29 de junio de 2010

El otro día Tato Pavlovsky decía que uno tiene que quedarse con lo cotidiano de la vida, con las pequeñas cosas y creo que no estaba equivocado…
La vida es misteriosa e impredecible pero al mismo tiempo atractiva para aquellos que se atreven a vivirla, a vivirla de verdad. A mí me cuesta separarla de los otros, de ustedes, de los que me rodean. Me cuesta separarla de las elecciones y del destino. De lo que amo y de lo que me ilusiona.
Me cuesta abstraerla de los sueños. De lo que no está. De lo que me duele, de esas ausencias que pesan o de las compañías que se fueron.
Quién sabe por qué la vida aloja por igual a las lágrimas y a las sonrisas. A las tristezas y a esas efímeras felicidades. Quién sabe… últimamente me cuesta separar a la vida de lo que deseo. De aquello que espero o al menos creo esperar. Y ahí estoy como una pequeña criatura luchando, buscando, soñando y preguntándome sobre cuándo (s), cómo (s) y por qué (s)…
Nadie me dijo que sea fácil y estoy segura que tampoco me gustaría que lo sea… en fin de alguna manera creo que algunas veces también me siento como una niña asustada, perdida en la oscuridad que simplemente busca un poco de luz…

lunes, 28 de junio de 2010

Como no hay inspiración cito...

"No tengo nada, ni una sola cosa en el mundo. Ninguno de nosotros tiene nada. Somos un montón de niños asustados, perdidos en la oscuridad, y que nos alegramos cuando llega la luz." Charles Chaplin.

viernes, 18 de junio de 2010

Lo bello es algo ardiente y triste, una cosa un poco vaga que abre paso a la conjetura. Lo bello es siempre raro. Yo no quiero decir que es voluntariamente, fríamente raro, pues en ese caso sería un monstruo salido de los rieles de la vida. Quiero decir que contiene siempre un poco de rareza, de rareza ingenua, no querida, inconsciente, y que es esta rareza lo que lo hace particularmente bello.

Charles Baudelaire

martes, 15 de junio de 2010

Maravilloso mundo


Ahí estaba él... con sus ojos rosados y su reloj de bolsillo:
-"¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Qué tarde voy a llegar!"... Y así estamos nosotros, siguiendo al conejo blanco. Llenos de curiosidad. De sueños. Ilusiones. Esperanzas. Siguiendo a algo o a alguien ciegamente. Abiertos a la aventura y al descubrimiento. A los riesgos y a las consecuencias de ese país. De ese maravilloso país.
Yo era... yo soy... soy otra... A veces somos como “Alicia”, caemos en un pozo interminable, en una isla sin salida o nos sumergimos en un océano de lágrimas.
Descubrimos personajes con los que hablamos pero no nos comunicamos sino que monologamos indefinidamente todo el tiempo.
En un cuarto sin salida comemos y bebemos, nos estiramos y nos encogemos. Naufragamos en nuestras lágrimas tomando diferentes brebajes y desgustando extraños pastelillos.
A veces somos como el sombrerero loco y ni nosotros somos capaces de entender lo que hacemos. Es ese desequilibrio extraño que a menudo nos hace compañía. ¿Acaso está tan mal festejar el no cumpleaños?.
Casi sin darnos cuenta hasta nos podemos convertir en el Gato de Cheshire y ser capaces de aparecer y desaparecer a voluntad. O tal vez, elegimos rodearnos de gente como él, gente que nos entretiene mediante conversaciones paradójicas. Personas que a menudo nos animan a seguir y que se materializan muy de vez en cuando justamente porque tienen la capacidad de aparecer y desaparecer todo el tiempo.
Y en este mundo también están las reinas de corazones. Esas personas de muy mal genio, llenas de furia ciega, de envidia y falsedades. A esas mejor perderlas que encontrarlas. Son aquellas que nos quieren sentenciar a la decapitación pero que por suerte son pocas y rara vez pueden decapitarnos.
Así estamos en este maravilloso mundo en el que es lindo abrir esa pequeña puerta para continuar explorando lugares nuevos, rincones desconocidos o quizás para llegar a un atractivo jardín... y ojo, nadie dice que atravesarlo sea fácil, puede que la llave que abra esa puerta esté sobre una mesa que no podemos alcanzar pero qué sería de nosotros sin esos desafíos...
La vida esa así... tal vez en nuestro país también la pimienta, el vinagre y la manzanilla tengan un efecto negativo en el carácter de la gente y sea preferible consumir azúcares y golosinas para tener buen carácter...
Yo era... yo soy... soy otra... A veces somos como la pequeña Alicia y lloramos hasta inundar la habitación. Nos quedamos dentro de un charco de lágrimas llorando a diez centímetros de profundidad hasta que alguien o algo nos saca a flote... a veces es sólo cuestión de nadar un poco o de aferrarse a algo hasta que baje el agua. Todo pasa y después mojados, débiles y tristes corremos para secarnos. Dispuestos a recuperar la alegría emprendemos la marcha. Dejamos atrás ese mar de lágrimas y pisamos tierra firme.

En fin... Otra taza de té, por favor.